UrbX desarrolla vías inteligentes elevadas en las que no tendrán que cruzarse con peatones ni vehículos a motor
Es difícil decir quien tiene más manía a quien. Si los conductores de vehículos a motor a los ciclistas y usuarios de patinetes eléctricos que entorpecen su circulación o estos últimos a los primeros por el riesgo que les suponen en sus desplazamientos. La convivencia entre ciclistas y conductores siempre ha sido complicada y la proliferación de vehículos movilidad personal, como los patinetes eléctricos en la última década, no ha hecho sino agravar la situación.
A lo largo de los años se han buscado alternativas como la creación de carriles específicos para este tipo de vehículos, los conocidos carriles bici. Pero el espacio en las ciudades es el que es y estos solo pueden hacerse a base de reducir el destinado a aparcar o para la circulación de los vehículos a motor. Difícilmente, una alternativa satisfactoria para todas las partes implicadas.
UrbX es una start up suiza que quiere solucionar este problema que se da especialmente en las grandes (y saturadas) ciudades con la construcción de lo que denominan biker highways o autopistas para bicis. Antes la falta de espacio, se trata de construir en vertical y edificar carriles elevados para que la circulación de VMP se realice por encima de vehículos y peatones, sin interferir con ellos.
La start up considera que el tráfico de bicicletas, e-bikes y patinetes eléctricos es el más fácil de redirigir a través de una vía elevada y que de esta manera se consigue un mejor aprovechamiento del espacio destinado a la circulación en una ciudad y mayor seguridad para sus usuarios.
Las biker highways son ciclovías inteligentes que destacan por su carácter modular y versatilidad. Cada módulo está formado por pilares de acero sobre los que se asientan vigas de madera de 2 metros de ancho y 20 de largo que dan soporte a vías con una capacidad de cuatro carriles, dos en cada sentido, y de 4.000 bicis por hora.
Las pistas que se montan sobre las vigas y por las que circulan los vehículos están fabricadas con madera laminada encolada con un revestimiento espacial de la compañía Conica y su superficie puede calentarse para eliminar nieve y hielo y evitar accidentes por su causa.
Para esta y otras funciones es necesario un sistema de sensores que corre por las barandillas, fabricadas con aluminio o acero, y de comunicaciones que lo hace por el interior de las vigas, donde hay espacio también para ubicar elementos útiles para otro tipo de infraestructuras si fuera necesario.
Las barandillas cuentan con paneles solares que generan la energía necesaria para su funcionamiento y cuyo sobrante puede redirigirse al sistema eléctrico. Según explica UrbX en su página web, una vía de UrbX produce mediante módulos fotovoltaicos hasta 300 megavatios por hora de los que solo necesita 40 para su funcionamiento, incluyendo farolas y semáforos. La vía produce, por tanto, entre 5 y 8 veces más electricidad de la que consume.
También hay sensores de movimiento para activar la iluminación solo en el momento en el que circula un vehículo por ese segmento y señales de guía que proporcionan información si, por ejemplo, un ciclista tiene un accidente o un peatón invade la vía.
Otros sensores se encargan de controlar el estado de las vías, el funcionamiento de todos los sistemas y medir los parámetros ambientales. Toda la información se almacena en la nube para su uso por las aplicaciones de gestión del tráfico en las vías. Si se produce alguna situación que requiera la intervención de asistencia médica, la vía puede ser usada por una ambulancia estándar con un peso que no supere las cinco toneladas y a una velocidad máxima de 30 km por hora. En un caso así, el sistema bloquea el acceso a las vías de forma automática.
Cada kilómetro de estas vías inteligentes se tiene un coste en torno a los dos millones de euros a los que hay que sumar entre 300.000 y 500.000 euros para las estructuras de soporte y entre 200.000 y 400.000 para las rampas de acceso. Una vía estándar tiene un coste que puede variar entre 6 y 20 millones de euros por kilómetro, según el tipo.
Otros beneficios que aportan las autopistas para bicicletas de UrbX son el ahorro en la emisión de CO2 en su construcción, de 3.000 toneladas en comparación con la de una carretera estándar con hormigón y acero, y en su uso, de 100 toneladas al año gracias a su sistema para producir electricidad. Su mantenimiento también es más económico al no necesitar una atención especial en invierno.
Bálint Csontos, de UrbX, ha explicado que, aunque el concepto surgió en un día, su desarrollo ha llevado más de dos años. Actualmente ha construido un prototipo de biker highway en Basilea con un recorrido de 200 metros y la ciudad alemana de Stuttgart será, probablemente, la primera en acoger la idea de UrbX.