Desde principios de año han nacido 80 animales de distintas especies en el zoo de París, algunas de ellas en peligro de extinción, como el perro venadero, la fosa o la gacela de Mhorr, extinta en la naturaleza desde 1970 y de la que nunca antes habían nacido crías en la institución de la capital gala.
“Este año han nacido más animales poco comunes”, señala Alexis Lecu, director adjunto del Parque Zoológico de París, que pone como ejemplo el caso de las fosas.
“Son animales amenazados en el medio natural —explica— y hay un esfuerzo de conservación para aumentar su población en cautividad. Hay alrededor de 80 fosas fuera de Madagascar, donde quedan apenas entre 2.000 y 2.500 ejemplares, y cuatro bebés son muy importantes”.
Esto ha sido posible gracias al traslado de un ejemplar macho de Hungría al zoo de París, en el marco de un programa de conservación europeo de esta especie.
En el caso de la gacela de Mhorr, una subespecie de la gacela dama, es la primera vez que el zoo de París, que se inauguró en 1934, tiene un nacimiento de esta especie. En concreto, fue el pasado 23 de abril. Desde 1970 no existen en el medio natural y esta especie perdura gracias a los ejemplares criados en cautividad en el norte de África, Europa y los Estados Unidos.
Sobre las gacelas dama, solo quedan 175 en la naturaleza, repartidas entre Chad y Níger, en África. Es por eso que esta especie está en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
“Los primeros en estar contentos son sus cuidadores, porque ven a los animales todos los días y ven que su trabajo tiene resultado. También la comunidad zoológica, los coordinadores que elaboran los planes de crianza de estas especies en Europa. Y los visitantes también se alegran, porque es interesante ver esta etapa vital”, argumenta Lecu, que también es el jefe veterinario de este zoo.
Uno de los objetivos del Zoo de París es la reintroducción de los animales criados en cautividad a su medio natural. “Hay especies que no lo necesitan, como los suricatas”, puntualiza Lecu.
De todos modos, no siempre es fácil: “No depende solo de nosotros, también de los países receptores, porque a veces las condiciones en el medio natural no son buenas”, afirma.
Este establecimiento se caracteriza por su división en biozonas, de modo que la fauna y vegetación similar y propia de un lugar específico convive en armonía, a lo largo de las 14,5 hectáreas de espacio de las que dispone. “Las gacelas están con las jirafas”, ejemplifica Lecu.
El zoo de París acoge cada año más de 700.000 visitantes, según los últimos datos publicados, y es el segundo más visitado de Francia, solo por detrás del zoo de Beauval, que es de titularidad privada.