El 87 por ciento de las exportaciones nacionales está concentrado en tres rubros extractivos: minería, hidrocarburos y agricultura mecanizada, resaltó el investigador de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque. En su criterio, esto prueba que en el país todavía predomina el modelo extractivista primario, el cual se arrastra desde los tiempos de la colonia y mantiene la economía en precariedad y volatilidad.
“Si los sectores extractivos representan el 60 por ciento o más de las exportaciones, hablamos de un país que tiene como patrón de acumulación principal el modelo primario exportado. En el caso bolivianos, los tres grandes sectores (minería, hidrocarburos y agricultura mecanizada) suman 87 por ciento”, manifestó Colque en el foro nacional Los Límites del Extractivismo, organizado por la Fundación Tierra.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 Bolivia exportó un valor total de 13.671 millones de dólares. De éstos, hidrocarburos representa el 22 por ciento; la minería, el 44 por ciento, y la agricultura mecanizada (incluyendo los derivados de soya y girasol) llega aproximadamente un 21 por ciento.
Colque resaltó que no se superó este modelo porque el Gobierno no tiene un plan de ingresos, sino un plan de gastos. Por años, Bolivia dependió de los ingresos del gas y no realizó reformas tributarias para captar mayores recursos de la minería y la agricultura.
El investigador apuntó que el sector de hidrocarburos aporta con hasta un 81 por ciento de los ingresos que genera para impuestos, pero, en el caso de la minería, el monto se reduce a un 18 por ciento, y del agronegocio a 0,3 por ciento.
Colque añadió que, en 2005, la participación de los sectores no extractivos en las exportaciones (fuentes clave para alcanzar una economía más desarrollada) representaban un 30 por ciento, pero en 2021 esto cambió y bajó a 13 por ciento debido al “boom” de las materias primas.
Este modelo exportador se mantiene desde la época colonia. Entre 1544 y 1884, la plata fue el producto estrella; entre 1885 y 1985, fue el estaño; después vinieron los sulfuros complejos, y desde 2005 hasta 2015, el gas natural, que en los último años ha sido reemplazado por la minería y la agricultura.
“En total, son 635 años de extractivismo en Bolivia”, comentó la coordinadora de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), Ruth Alipaz. Ella participó de la Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa Cruz el pasado miércoles.
Alipaz dijo que más de medio siglo de extractivismo no generó desarrollo, sino más pobreza, mientras que otros países que apostaron por actividades más sustentables, como Costa Rica, han mejorado la calidad de vida de su población.
Los gobiernos del MAS han enfatizado las actividades extractivas con incursiones en áreas protegidas para construir represas, realizar minería, extracción hidrocarburífera y ampliar la frontera agrícola. “Éste es un modelo de saqueo que beneficia tanto a gobiernos de izquierda como de derecha, pero empobrece a la población”, dijo Alipaz.
En los últimos meses, el Estado ha facilitado el avance de la minería aurífera en el norte de La Paz, una actividad que ha representado 3.003 millones en exportaciones en 2022, pero que ha dejado menos de un 3 por ciento en impuestos y regalías. Los especialistas señalaron que se debe cambiar el modelo de desarrollo.
