El Cementerio General de La Paz se llenó ayer de “ñatitas”, los cráneos humanos a los que se le rinde culto en Bolivia con flores, coca y velas para agradecerles y pedirles favores como salud, justicia y trabajo.
Como cada 8 de noviembre, el día de las “ñatitas”, calaveras humanas que tienen ese nombre porque les falta la nariz, llegan al cementerio acompañados de sus dueños que las trasladan en especies de urnas transparentes para que sean bendecidas.
“Traemos a las ‘ñatitas’ a que vengan a divertirse, que vean a la gente porque están guardados en la casa y no ven a nadie todo el año y también para que la gente las adore, las vea y les pida lo que ellos desean”, contó a EFE la guía espiritual Justina Oblitas.
La guía espiritual tiene dos cráneos humanos que le han regalado hace más de 45 años, la primera es un “alma en purgatorio” que falleció en un accidente que se llama Tata Andrés y la otra es una anciana que murió en el hospital que se llama Justina, contó Oblitas.
Ella es fiel creyente de las cualidades de las “ñatitas” que, a su juicio, pueden cumplir los deseos y también alejar las situaciones malas y con mucha fe pueden hacer “soñar” a la persona con las respuestas a sus problemas.
Es por eso que Oblitas cada año lleva a sus cráneos al camposanto, donde hay decenas de “ñatitas” que también esperan ser veneradas por los creyentes que llevan hojas de coca, cigarrillos, coronas de flores, gorros de lana de colores, alcohol e incluso golosinas y comida.
Las personas se acercan a los cráneos y ponen encima las flores y prenden los cigarrillos para dejárselos en su boca para que fumen y reciban su petición.
Por su parte, Cielo, quien prefirió no dar su apellido, llevó cinco “ñatitas” que tienen un espacio en su negocio familiar, que es una funeraria, para que no les falte trabajo ni dinero y también protección.
Cada una fue un regalo a su familia y todas las semanas les ponen las mejores flores, les hacen fumar para que “no se enojen” y las proteja.