El paso del destructor USS Rafael Peralta por la península coreana parece estar destinado a ser una nueva muestra de músculo militar y advertencia para Corea del Norte.
Un destructor de Estados Unidos de misiles guiados visitó esta semana la ciudad surcoreana de Jeju, en el sur del país, según recogieron este domingo medios locales, en una nueva aparente muestra de músculo en plena tensión creciente con Corea del Norte.
El destructor USS Rafael Peralta de clase Arleigh Burke recaló en Jeju el lunes 27 de febrero y abandonó la isla el viernes tras «una visita programada», según información facilitada este fin de semana por el Comando del Pacífico de Estados Unidos tras su marcha.
El mencionado destructor, de 9 200 toneladas, es uno de los buques principales de la Séptima Flota de los Estados Unidos y es capaz de desempeñar numerosas misiones, desde interceptar misiles de baja y gran altitud hasta atacar aviones de combate o llevar a cabo combates submarinos con dos helicópteros MH-60 Seahawk a bordo.
Su estancia en Jeju coincidió con la visita del submarino de propulsión nuclear USS Springfield, que atracó en la misma isla el pasado 23 de febrero y se marchó el 1 de marzo.
«La visita del Rafael Peralta subraya la importancia estratégica de Corea del Sur para garantizar un Indopacífico libre y abierto, al permitir la presencia, el acceso asegurado y la defensa de los bienes comunes», señaló el Comando del Pacífico en un comunicado sobre la visita publicado en su página web.
Las visitas a Corea del Sur «permiten a la Marina de EE.UU. fortalecer las relaciones con aliados de ideas afines y mejorar la interoperabilidad entre los dos países», añadió.
Advertencia para Corea del Norte
El paso de este nuevo activo estratégico estadounidense por la península coreana parece estar destinado a ser una nueva muestra de músculo militar y advertencia para Corea del Norte.
Pionyang ha estado protestando enérgicamente por el desplazamiento de activos a la península con pruebas de misiles y otro armamento, así como por las maniobras conjuntas de Washington y Seúl, a las que ha acusado de ser la razón de la persistente tensión en la región.
Hoy mismo, un alto cargo del Ministerio de Exteriores norcoreano acusó a los aliados de estar elevando la tensión «a un nivel extremadamente peligroso» e instó a la ONU a pedir el cese inmediato de las maniobras, lo que el régimen consideraría «un primer paso para promocionar la distensión sostenible».
EE.UU. y Corea del Sur se preparan para llevar a cabo a partir del día 13 unas maniobras a gran escala durante más de diez días, a las que el régimen norcoreano acostumbra a responder con pruebas de armamento, al considerarlas una amenaza para su soberanía.