Un caso de extorsión y estafa dejó a una mujer de 29 años en estado de shock luego de haber sido engañada y presionada a realizar transferencias de dinero a criminales que la amenazaron con la vida de su pareja. La denuncia fue formalizada el 23 de febrero ante la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC).
Según la denuncia presentada por la víctima, el 20 de febrero, alrededor de las 12:00 horas, recibió en su domicilio de Tablada Grande una llamada de un sujeto identificado, pero del que guarda en reserva estos datos por móviles investigativos, este le dijo que la motocicleta de su pareja había sido robada la noche anterior y que debía transferir la suma de Bs. 1.500 para su «rescate». La mujer, en medio del estrés, accedió a la solicitud y realizó el primer pago.
Sin embargo, los delincuentes no se detuvieron ahí. Minutos después, la mujer recibió una llamada grupal desde un número extranjero, donde se detallaron las instrucciones sobre cómo debía hacer la entrega del dinero, aumentando la presión sobre la víctima. De acuerdo a los informes preliminares, la mujer fue constantemente amenazada, lo que la llevó a realizar la transferencia de ese monto.
La extorsión escaló rápidamente. Posteriormente, la fémina recibió nuevas llamadas, donde le informaron que su esposo había sido secuestrado y que, si no transfería Bs. 10.000 adicionales, le cortarían un dedo. En un estado de angustia y desesperación, la víctima hizo un segundo pago de Bs. 5.000 y luego otro de Bs. 5.000 más, alcanzando un total de Bs. 11.500 transferidos a los extorsionadores.
Los delincuentes, no conformes, continuaron exigiendo más dinero, un total de Bs. 20.000 adicionales, lo que provocó que la víctima cortara la comunicación y desactivara su conexión a internet, para evitar seguir siendo manipulada.
Desesperada, la víctima contactó al papá de su marido, quien, preocupado por la situación, se dirigió al Parque Bolívar, donde supuestamente debía realizarse la entrega de la moto robada.
Fue entonces cuando, a las 13:02 horas, el supuesto secuestrado se comunicó con su esposa, informándole que todo había sido un engaño y que había sido estafada.
La moto nunca había sido robada ni estaba en peligro, y las amenazas de secuestro y mutilación eran totalmente falsas. El hombre le confirmó que nunca debió haber realizado los pagos, ya que todo el incidente había sido parte de un elaborado fraude.
Por el momento la Policía empezó a rastrear las transacciones bancarias y los números utilizados por los extorsionadores, mientras se realizan operativos para dar con los criminales involucrados.