«Soy inocente»: Las últimas palabras de reo ejecutado por un crimen ocurrido hace 27 años en EEUU

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A casi 27 años de ocurrido el acontecimiento, en el estado de Oklahoma, Estados Unidos, fue ejecutado este jueves un recluso por el asesinato de una estudiante universitaria de danza. 

Se trató de un caso que se pudo resolver, finalmente, luego de comparar el ADN de la escena del crimen con el del hombre que cumplía condena en prisión por robo. En todo caso, el acusado reclamó su inocencia hasta el último minuto de su vida.

«Soy inocente»

Se trata del caso de Anthony Sánchez, de 44 años, quien finalmente fue declarado muerto a eso de las 10:19 a.m. de este jueves. Para darle muerte, se le inyectaron tres drogas distintas en la penitenciaría donde estaba cumpliendo condena.

A pesar de que reclamaba por su inocencia, Sánchez se rehusó a solicitar el indulto a la Junta de Indulto y Libertad Condicional del estado, lo que pudo ser una oportunidad para seguir con vida.

En todo caso, poco antes de ser ejecutado, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó una solicitud de suspensión de la ejecución presentada por uno de sus nuevos abogados.

Sánchez, antes de morir, lanzó críticas en contra de quienes fueron sus abogados y agradeció a quienes creyeron en él, además de su asesor espiritual, quien estuvo acompañándolo en el momento en que se le dio muerte, y al grupo opositor a la pena de muerte, «Death Penalty Action». 

El acusado mantuvo su postura hasta el final. «Soy inocente», dijo mientras lo ataban a una camilla para proceder con su ejecución. «No maté a nadie», insistió.

El crimen de Juli Busken

La muerte de la estudiante de danza Juli Busken se produjo el 20 de diciembre de 1996, luego de ser secuestrada desde el estacionamiento del departamento donde vivía. 

Sus restos fueron encontrados ese mismo día cerca de un lago en el extremo sureste de Oklahoma City. El cuerpo presentaba signos de haber sido atado, violado, además de presentar impactos de bala en la cabeza. 

Años más tarde, en 2006, y cuando Sánchez ya cumplía una condena por robo, se comparó el ADN del esperma encontrado en la ropa de la víctima fallecida en 1996.

Antonhy Sánchez / AP

«Ese no es mi ADN»

A pesar de las pruebas, Sánchez aseguraba que esas pruebas de ADN estaban adulteradas. 

«Eso es ADN fabricado», dijo Sánchez. «Ese es ADN falso. Ese no es mi ADN. Lo he estado diciendo desde el primer día», insistió en una conversación telefónica realizada a principio de este año a The Associated Press.

A propósito de eso, el fiscal general del estado, Gentner Drummond, precisó que la muestra de ADN de Sánchez «era idéntica a los perfiles desarrollados a partir del esperma en las bragas y el leotardo de la señora Busken».

«No hay duda concebible de que Anthony Sánchez es un violador y asesino brutal que merece el castigo más severo del estado», insistió hace poco el fiscal. 

En contraparte, un investigador privado contratado por un grupo en contra la pena de muerte respaldó la idea de que esa evidencia pudo haber sido contaminada y que un técnico de laboratorio sin experienca comunicó mal la evidencia al jurado a cargo de la deliberación.

En todo caso, Tim Kuykendall, que era el principal fiscal del condado cuando se juzgó a Sánchez, apuntó a que no solo las pruebas de ADN presentadas en contra de este, sustentaban la sentencia, pues también se incluían pruebas balísticas y una huella de zapato encontrada en la escena del crimen.


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