Haces fielmente tu rutina para dormir. La temperatura de la habitación es la adecuada, apagas luces y aparatos electrónicos; haces todo lo posible para estar en la cama antes de las 11 de la noche. Usas la piyama más cómoda, aunque sabes que dormir desnudo tiene unos cuantos beneficios, y tienes la almohada recomendada por los especialistas, con funda de seda para evitar las arrugas en el rostro, y aún así sientes cansancio a despertar al día siguiente.
Esto puede tener una explicación que aunque no es evidente si puede ser resuelta con algunos ajustes. Un estudio reciente determinó que, como dice su título, la forma en que las personas se despiertan está asociada con el sueño de la noche anterior junto con la actividad física y la ingesta de alimentos.
Sí. No solo se trata de cómo dormimos, sino que las actividades que mantenemos durante el día, así como también lo que comemos. Aunque no parezca evidente, la alimentación y cuánto nos movemos está estrechamente relacionado con la forma en que nos sentimos cuando nos despertamos.
La investigación, publicada en la revista Nature, se llevó a cabo con 833 gemelos y adultos sin relación genética alguna, y demostró que “la eficacia con la que un individuo se despierta en las horas posteriores al sueño no está asociada con su genética, sino con cuatro factores independientes: cantidad/calidad del sueño la noche anterior, actividad física el día anterior, un desayuno rico en carbohidratos y una respuesta de glucosa en sangre más baja después del desayuno”.
Cada individuo, utilizó un aparato en la muñeca durante catorce días, para hacer un registro de sus actividades y sus momentos de descanso. Asimismo, se les proporcionó la misma cantidad de calorías durante el desayuno, un menú balanceado con variedad de macronutrientes para elegir en diferentes días, y uno de control que contenía proteínas, carbohidratos y fibras. Ellos debían hacer un registro minucioso de todo lo que comían.
Así, se concluyó que aquellos participantes que eligieron desayunar alto en carbohidratos, manifestaron sentirse más alerta durante el día, después de una noche de descanso, pero además, no se trató de cualquier selección de carbohidratos, sino los de bajo índice glucémico puesto que también los niveles de glucosa intervinieron. Los individuos con una menor carga glucémica se sentían más alerta.
También se registró que, como se dijo, quienes tuvieron una actividad física mayor durante el día, se despertaron más descansados al día siguiente. Además, comprobaron también que las más horas de sueño también fueron diferencia en un mejor despertar y que el punto fijo de alerta diaria de está relacionado también con su estado emocional y su edad.
Todos, o muchos, quisiéramos mantener un nivel de consciencia alerta durante todo el día, para rendir más, ser más eficientes e incluso disfrutar más del día a día, pero no siempre se logra, peor aún, si tenemos sueño de mala calidad, el cansancio se acumula, pero el sueño no se recupera. De esta manera, hacer algunos cambios en nuestros hábitos que no parecen muy complicados.
Para despertarnos mejor, no amanecer cansados y estar más alerta durante el día, además de mantener la rutina de sueño, debemos ingerir un buen desayuno que contenga carbohidratos, proteínas y grasas de forma equilibrada; y elegir alimentos de bajo índice glucémico, esto es fundamental para recuperar y mantener la energía.
Además, incorporar mayor actividad física a nuestra vida solo aporta beneficios. Además de un despertar más descansado, el ejercicio moderado y frecuente, incluso una sencilla caminata, contribuye a regular los niveles de azúcar en la sangre, con lo cual podemos prevenir la aparición de enfermedades como diabetes tipo 2.