Senegal se impuso este martes a Brasil por 2-4, un resultado abultado que refleja las muchas debilidades de la «canarinha» mostradas en Lisboa y que no hace sino aumentar las ansias por una posible llegada de Carlo Ancelotti a su banquillo.
Un doblete de Sadio Mané fue lo más destacado de una justa victoria de los africanos, que supieron aprovechar los problemas que atraviesa Brasil desde la marcha de Tite.
Mientras Ancelotti, objeto de constantes rumores en tierras brasileñas, permanece en Madrid y sin Neymar, apartado por lesión, le tocó a Vinícius Júnior asumir en la primera mitad la responsabilidad de Brasil, y fue una auténtica pesadilla para el combinado de Senegal.
El joven astro del Real Madrid «bailó» por encima de rivales en defensa y en ataque, y sus hábiles cabalgadas por la banda izquierda fueron un martirio para el lateral bético Youssouf Sabaly.
En una de esas jugadas llegó el primer gol, cuando ‘Vini’, en el minuto 10, realizó un centro perfectamente medido desde el flanco izquierdo del campo que Lucas Paquetá, de cabeza, mandó al fondo de la portería senegalesa.
Pero si el futuro de Brasil está, a largo plazo, muy bien encarrilado, a corto todavía quedan muchas aristas por limar por el próximo seleccionador.
Las debilidades defensivas del pentacampeón del mundo fueron numerosas en la capital portuguesa, con muchos errores y pérdidas de balón que permitieron a Senegal amenazar la meta de Ederson en numerosas ocasiones y en el minuto 22 Senegal logró el empate, cuando Diallo recogió un rechace y, de primeras, fulminó al guardameta del Manchester City.
A la desconexión defensiva de Brasil se unió la falta de variedad en su ataque, con escaso juego interior y poniendo todas sus fichas en la genialidad de Vinícius. En el bando de los vigentes campeones de la Copa Africana de Naciones, los quebraderos de cabeza los crearon Sarr, delantero del Watford inglés, y su mayor referencia, Sadio Mané.
La segunda parte empezó de la peor manera para Brasil, con dos goles senegaleses en poco tiempo que dejaron paralizados a los miles de brasileños que apoyaban a su equipo en las gradas.
Corría el minuto 53 cuando una nueva pérdida de posesión brasileña regaló el balón a Senegal y acabó en los pies de Mané, que con todo el tiempo del mundo en el área centró a Diallo, quien vio cómo Marquinhos introducía su disparo en la red. Luego, en el minuto 55, llegó la obra maestra de Sadio Mané.
El crack del Bayern, que en la segunda parte mostró una forma que ha estado ausente durante la temporada, remató al borde del área y el esférico, en un bonito arco, se coló lejos del alcance del guardameta rival.
El conjunto sudamericano no se vino abajo y recortó distancias en el minuto 58 por mediación de Marquinhos, que se resarció de su propio gol con el 2-3.
La segunda mitad ofreció a un Brasil menos dependiente de Vinícius y con la intención de diversificar su propuesta de juego, pero incapaz de romper la bien organizada defensa senegalesa. Y en la última jugada del encuentro, la zaga del «escrete» no pudo con la velocidad de Jackson, jugador del Villarreal, que fue derribado en el área, un penalti que Mané no desaprovechó.
Mientras no se materializa la ansiada llegada de Carlo Ancelotti, Brasil afronta ahora la fase de clasificación sudamericana para el Mundial de 2026 en septiembre, tres meses en los que tendrá mucho que hacer si quiere volver a lo más alto del fútbol mundial.