El director del Senasag, Javier Suárez, dijo que se demostró que el sistema sanitario del país es robusto y fuerte.

«La influenza aviar está controlada, en dos meses la logramos controlar y eso nos demuestra de que nuestro sistema sanitario es muy robusto. Es bastante fuerte porque la controlamos mucho antes que otros países», indicó Suárez, en conferencia de prensa.

Explicó que las pérdidas producto de la enfermedad fueron mínimas en el país, en comparación a otras regiones también afectadas por la gripe aviar.

Hace unos días, el viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Álvaro Mollinedo, informó que 591.000 gallinas fueron sacrificadas o murieron a causa de la gripe aviar. Las pérdidas se registraron a partir de enero, cuando se detectó el primer caso en Cochabamba.

Según la autoridad, en el departamento de Cochabamba fueron afectados los municipios de Sacaba, Quillacollo, Capinota, Mizque, Punata, San Benito, Sipe Sipe, Tarata. Además, Tiquipaya y Villa Rivero.

Al respecto, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, informó que la gripe aviar dejó una pérdida del 6% de las aves ponedoras a nivel nacional.

$us 60 millones de inversión

El director del Senasag destacó que desde el 2007, el Gobierno invirtió más o menos $us 60 millones en el fortalecimiento del sistema sanitario del país. Es decir, en el establecimiento de técnicas, en el emplazamiento de laboratorio, en la adquisición de equipo, entre otros.

Tras estudios de laboratorio, el 27 de enero de este año se confirmó del brote de gripe aviar de alta patogenicidad en una granja de aves de postura (gallinas ponedoras de huevo) del municipio de Sacaba de Cochabamba.

El Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), junto con el Senasag, declararon emergencia zoosanitaria en Bolivia. De inmediato se activó un plan, que cumplió con los parámetros internacionales, para controlar y erradicar la enfermedad.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la influenza aviar, también conocida como gripe aviar, es una enfermedad infecciosa que, principalmente, afecta a las aves.

Para frenar la expansión del virus, el Gobierno gestionó además la llegada de más de 10 millones de vacunas que se aplicaron, sobre todo, a las gallinas ponedoras. Además, ejecutó un plan de contingencia con el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Las autoridades manejaron la hipótesis de que la enfermedad se diseminó en algunas aves de granja y de traspatio a raíz de la migración de aves silvestres desde el hemisferio norte.

Hasta la primera semana de enero de 2023, se detectaron casos en Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, los Estados Unidos, Honduras, México, Panamá, Perú y Venezuela.