Cada año, unos 60.000 extranjeros llegan al país solo para conocer este desierto de sal. El movimiento económico que genera está en riesgo por los casos de extorsión de comunarios de Colchani contra dueños de hoteles
Todos los que llegan a su blanca planicie quedan maravillados. Nadie se queja. Por ese y otros motivos el Salar de Uyuni es considerado la joya del turismo, que ahora se ha visto amenazada por denuncias de casos de extorsión contra los hoteleros de parte de comunarios de Colchani, una pequeña localidad que está a orillas de este salar
Un grupo de pobladores de Colchani, comunidad cercana al salar, bloquearon rutas para obligar a hoteles de la zona a pagar hasta 15.000 dólares por operar en el sector.
El golpe fue duro. Era Semana Santa, una temporada alta de visitas a Uyuni. Los turistas truncaron sus planes de meses por ese conflicto.
Los vehículos intentaron llegar a los hoteles de sal, pero los comunarios amenazaron con llevar las protestas a graves extremos, incluso advirtieron que quemarían las instalaciones si no se atendían sus demandas.
Las afectaciones al turismo de Uyuni tienen varios antecedentes, uno de ellos es la quema de domos que se perpetró en medio de un lío de límites en julio de 2021, un caso que también alarmó al sector.
El Salar de Uyuni es el orgullo y una de las puertas de Bolivia. Turistas de los cinco continentes llegan al espejo de sal en busca de fotografías mágicas y con espectaculares paisajes como los cielos infinitos durante la noche o en época de lluvia.
Un turista promedio se queda tres días en la zona, contratan un “tour” para llegar a Incahuasi, la Laguna Colorada, el Cementerio de Trenes o los árboles de piedra.
La cadena de beneficios es extensa. El turismo implica la contratación de transporte, alojamiento, comida o el comercio en la ciudad de Uyuni. Un visitante deja unos 800 dólares en promedio.
Eusebio Lopez, alcalde Uyuni, sabe que esa urbe vive del turismo y comercio y ahora teme que este conflicto perjudique al sostén económico de la región.
Los movilizados argumentan que hay un acuerdo con los hoteleros para que éstos entreguen un monto de dinero como una forma de compensación económica anual para proyectos de desarrollo en la comunidad. Lo hacen desde 2002, cuando se construyó el primer hotel.
Pese a que los comunarios trataron de justificar el bloqueo, la denominada “industria sin chimeneas” de la región ha quedado afectada por este tipo de conflictos y la imagen del país se ve perjudicada.
Operadores de turismo
Según la Cámara Hotelera de Bolivia en Uyuni existen 300 hoteles y 30 operadores de turismo. Todos estos emprendimientos tienen inversiones privadas que aparentemente no tiene protección del Estado. Pese a que existe una ley que regula al sector, ésta no los protege de las extorsiones, denuncian los operadores de justicia.