El ejército ruso inaugura las celebraciones del Día de la Victoria sobre los nazis en la II Guerra Mundial con un bombardeo sin precedentes en Ucrania y redobla su intento de capturar Bajmut, pieza en disputa en tan señalada fecha.
Cuando está al caer la contraofensiva dirigida por Ucrania y pertrechada por Occidente, Rusia ha mostrado todos sus dientes y ha dejado claro que ese contraataque no será sencillo y que Moscú puede golpear la retaguardia ucraniana cuando así lo desee. La fecha elegida, las vísperas del 9 de Mayo, Día de la Victoria sobre el Tercer Reich, no deja lugar a dudas: Moscú quiere dar a entender que está librando en Ucrania la continuación de aquella guerra que acabó con el nazismo en Europa.
Ya avanzado el día, el Gobierno de Volodímir Zelenski declaró la alarma aérea en todo el país ante la amenaza de que Rusia podría añadir a sus ataques misiles hipersónicos, un arma muy difícil de derribar por los sistemas de defensa ucranianos.
El Estado Mayor ucraniano informó de que sus unidades habían destruido 35 drones rusos tipo Shahed, fabricados en Irán, en esta oleada rusa de bombardeos con los que comenzó la semana. Además, el ejército ruso efectuó 16 lanzamientos de misiles en la noche del lunes y se registraron 52 ataques realizados por lanzaderas de cohetes y artillería, y 61 disparos de la aviación rusa.
Los objetivos de todos estos ataques se encontraban repartidos por las regiones de Járkov, Jersón, Mikolaiv, Chernihiv, Zhytomyr, Kirovograd y Odesa, además de la capital, Kiev.
Rusia retoma con fuerza los ataques con misiles y drones
El ejército ruso redujo en marzo y abril sus bombardeos de ciudades ucranianas y concentró sus esfuerzos en fortificar la larga línea de frente que separa sus conquistas en Ucrania del resto de este país. Las unidades rusas aseguraban así sus posiciones a la espera de una contraofensiva que podría ocurrir en cualquier momento, pues el grueso de la nueva ayuda militar occidental está ya en manos de las fuerzas armadas de Kiev.
Sin embargo, los ataques de los últimos días y especialmente el de la noche del domingo al lunes han demostrado que, si bien Rusia continúa atrincherándose en la frontera occidental del Donbás, así como en Zaporiya, Jersón y Crimea, aún tiene mucho que decir con sus unidades de artillería, sus lanzaderas de misiles y, especialmente, con sus drones de origen iraní, invitados especiales en esta guerra que dura ya más de catorce meses.
La aviación rusa toma protagonismo
Además, estos últimos ataques muestran que Rusia ya está empleando sin tapujos a su aviación de combate para golpear esos objetivos en el centro, norte, este y sur de Ucrania.
Así, el Ministerio de Defensa ruso anunció que sus aviones de combate Su-25 habían atacado y destruido diversas posiciones y equipamientos ucranianos. Los Sukhoi-25 son un modelo antiguo de caza de combate soviético, pero son muy versátiles a la hora de atacar blancos en tierra, como carros de combate, y de prestar apoyo a la infantería.
Una fecha nada casual
La fecha elegida para esta lluvia de misiles, drones, granadas de artillería y cohetes de lanzaderas y cazabombarderos no es casual. El 9 de mayo es el Día de la Victoria sobre el Tercer Reich y una fecha muy destacada tanto en Rusia como en Ucrania.
El caso de Ucrania es más complejo, pues en la Segunda Guerra Mundial parte de los soldados de esta república soviética estaban integrados en el Ejército Rojo que combatía a los nazis y otra parte considerable cerró filas junto a los invasores alemanes para sacudirse el yugo de Moscú. Muchos de éstos se integraron en las divisiones de las SS nazis y participaron en el exterminio de decenas de miles de los judíos que habitaban Ucrania en esos tiempos.
El líder de estos ucranianos, Stepan Bandera, es considerado hoy día un héroe por los ultranacionalistas de Ucrania. Su veneración como libertador contra la URSS, a pesar de su afinidad con los nazis alemanes y de su participación en pogromos, fue uno de los pretextos enarbolados por el presidente ruso, Vladímir Putin, para la invasión, también destinada a «liberar» Ucrania de supuestos nazis.
En esta nueva visión europeísta de la conmemoración del 9 de Mayo se encuadra la visita este martes a Kiev de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El portavoz de la Comisión, Eric Mamer, ya dio «la bienvenida» de Bruselas al anuncio de Zekenski de celebrar en esta fecha el Día de Europa.
Una celebración aguada por la guerra
En Rusia han sido cancelados los desfiles militares en buena parte del país ante el temor de que pueda producirse algún tipo de ataque o sabotaje por agentes o drones ucranianos. La incursión la semana pasada de dos drones sobre el Palacio del Kremlin dejó claro que ni siquiera el corazón de Moscú está a salvo de un eventual ataque.
Zelenski utilizó el mismo mensaje, pero cambiando al malo de la historia. La Rusia de Putin, dijo el presidente ucraniano, «será derrotada como fue derrotado el nacismo».
Bajmut, la pieza en disputa
El presidente ruso habría querido anunciar este 9 de mayo la captura completa de la localidad de Bajmut, asediada desde hace meses por las fuerzas rusas y que se ha convertido en símbolo de la resistencia ucraniana.
Prigozhin llegó a aceptar la oferta del líder checheno, Ramzán Kadírov, para que su batallón Ajmat sustituyera a los efectivos de Wagner en Bajmut. Finalmente, Prigozhin recibió la promesa oficial de que tendría las municiones demandadas y no solo no replegó a sus hombres de Bajmut, sino que se han intensificado los ataques de los paramilitares rusos sobre las últimas posiciones ucranianas.
Queda por ver si los chechenos que marchaban en dirección a Bajmut dan la vuelta o si se unen a los hombres de Prigozhin para completar la toma de ese bastión clave antes de que comience la cacareada contraofensiva ucraniana