El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, abordó este viernes con el enviado especial de China para la región euroasiática, Li Hui, el plan de paz chino para Ucrania y las perspectivas de arreglo del conflicto.
«Lavrov expresó su agradecimiento a la parte china por su postura equilibrada en relación con la crisis ucraniana y valoró altamente la disposición de Pekín a jugar un papel positivo en su arreglo», señaló su Ministerio en un comunicado.
El jefe de la diplomacia rusa insistió en el apoyo de Moscú, última parada de la ronda de consultas internacionales de Li, a «una solución político-diplomática al conflicto».
Asimismo, destacó que «las condiciones creadas por la parte ucraniana y sus patrocinadores occidentales suponen un serio obstáculo para la reanudación de las negociaciones de paz».
Lavrov y Li, que pone en Moscú fin a la gira que le llevó a Ucrania, Polonia, Francia, Alemania y Bélgica, acordaron también seguir reforzando la cooperación en materia de política exterior en aras de la paz y la estabilidad en el mundo.
Pekín siempre ha mantenido una «postura objetiva» y ha apoyado activamente el cese de las hostilidades y «las negociaciones de paz», aseguró el Ministerio de Exteriores del gigante asiático.
Reaccionó así a una información del periódico «The Wall Street Journal», que asegura que Li habría planteado durante su gira a las cancillerías occidentales la necesidad de lograr un inmediato cese del fuego y defendió que Rusia se quede con los territorios ucranianos que ya ocupan sus tropas en las cuatro regiones del país vecino que se anexionó en septiembre de 2022.
En respuesta, el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podolyak, respondió este viernes que dicho compromiso significaría «la derrota de la democracia, la victoria de Rusia y la preservación del régimen de Putin con la consecuencia del drástico aumento de los conflictos en la política mundial».
«Todo esto es el sueño anhelado de Rusia», añadió en Twitter.
El pasado 18 de mayo el enviado especial chino ya aseguró en Kiev a Zelenski que «todas las partes tienen que crear las condiciones para terminar la guerra» y «dar comienzo a conversaciones de paz».
Por su parte, Kiev replicó a Li que Ucrania no aceptará un plan de paz que suponga la pérdida de territorio.
Pekín presentó el 24 de febrero un plan de paz detallado en 12 puntos que fue recibido con escepticismo por Ucrania y sus aliados occidentales.
«Muchos de los puntos incluidos en el plan de paz de China están en consonancia con las posturas rusas y pueden servir de base para el arreglo pacífico, cuando Occidente y Kiev estén preparados para ello», aseguró en marzo el presidente ruso, Vladímir Putin, al término de su reunión en el Kremlin con el líder chino, Xi Jinping.
A finales de abril y por primera vez desde el comienzo de la guerra, Xi mantuvo una conversación telefónica con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, durante la que el primero anunció el nombramiento de un enviado especial para Ucrania.
Xi explicó a Zelenski que no observaría «el conflicto desde la lejanía esperando obtener beneficios» ni echaría «más leña al fuego» y aseveró que «el diálogo y la negociación» son «la única salida».
Durante su reciente visita a Bruselas, la Unión Europea llamó a China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, a que desempeñe «un papel constructivo» para promover «una paz justa y sostenible» en Ucrania.
La UE la recordó «la necesidad de respetar los principios de soberanía, independencia e integridad territorial y detener el derramamiento de sangre y los ataques indiscriminados contra civiles mediante la retirada inmediata e incondicional de todas las fuerzas y equipo militar de todo el territorio de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas».
El secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que en su opinión «China no tiene mucha credibilidad porque no ha sido capaz de condenar la invasión ilegal de Ucrania».