Robots para el reparto de pedidos que se orientan mediante sensores, semáforos inteligentes que avisan a los coches del tiempo que tienen para pasarlos en verde o vehículos capaces de chequear el estado de ánimo del conductor, son algunas de las propuestas que plantea iMoLab.
Este laboratorio de movilidad ofrece tecnología sencilla para resolver problemas de las personas, en el marco de la iniciativa Redit Mobility en la región española de Comunidad Valenciana, un proyecto cofinanciado por la Unión Europea.
El coordinador de Redit Mobility, Javier Sánchez, explica a EFE que «una movilidad inteligente es la que está centrada en las personas, con tecnología fácil de usar, que resuelve problemas y que es sostenible».
Una de las aportaciones es su propia «tecnología embarcada en vehículos», como sensores que monitorizan las constantes vitales de los conductores con parámetros como «el estado emocional, el ritmo cardíaco o la respiración», con la finalidad de prevenir accidentes, detalla.
Además, han desarrollado un robot dispensador de mercancías, compuesto por una unidad con ruedas y un brazo mecánico, que lee el entorno mediante sensores y se geoposiciona mediante triangulación, como los teléfonos móviles.
Es una tecnología que en un futuro cercano podría implantarse en espacios como polígonos industriales para el reparto de mercancías y que al poder nutrirse de energía renovable, como la solar, es sostenible.
«Podría terminar utilizándose para entregar medicamentos o la compra a personas mayores en las ciudades», destaca Sánchez.
Otro de los desarrollos es una señalética inteligente, semáforos o señales que ofrecen información a los coches conectados que cuenten con una pantalla o a aplicaciones móviles.
Un semáforo de este tipo puede indicarle al conductor cuántos segundos quedan para pasar de verde a rojo, o a qué velocidad tendría que mantenerse para pasarlo en verde antes de que cambie.
Además, trabajan en una reinvención de aparcamientos disuasorios, espacios diseñados para dejar el coche a las afueras de las ciudades y continuar hacia el centro en transporte público, que para una nueva movilidad incluyen estaciones de carga y zonas para la entrega de mercancías.
La segunda «pata» del proyecto, destaca Sánchez, es la puesta en marcha de un laboratorio virtual, Virtual iMoLab, en el que se pueden probar todas estas tecnologías.
«Buscamos dar a las empresas la capacidad de probar soluciones con realidad aumentada y virtual», concreta, y ya se puede probar una estación de carga virtualmente, por la que se puede caminar e interactuar con ayuda de unas gafas de realidad virtual y de un mando.
Sánchez resalta que las compañías del sector necesitan «espacios de prueba flexibles y ágiles», por lo que los centros tecnológicos trabajan en el diseño de un circuito donde podrán probarse vehículos, robots y todo tipo de tecnologías.
El reto ahora es la «aceptabilidad», para evitar que a las nuevas tecnologías de movilidad les ocurra lo mismo que a la domótica, que «parecía que iba a tener un desarrollo explosivo y se estancó», observa.
En cualquier caso, cree que es el momento de apostar por la movilidad inteligente, que ya incluye en este apelativo la sostenibilidad.