Recolectoras de residuos, un oficio que tiene rostro de mujer en Bolivia

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En la mayoría de las asociaciones del país las féminas llegan al 80% de presencia. Muchas son de la tercera edad, y madres que fueron abandonadas por los padres de sus niños

Está con un dedo fracturado porque un vehículo le pisó el pie. Es uno de varios accidentes que tienen en este oficio. También ha sufrido cortes en las manos; al revisar los residuos, a menudo, se encuentra con vidrios rotos.

El caso de Ruth Velásquez no es un hecho aislado, los accidentes, agresiones y heridas suelen ocurrir cuando los recicladores salen a las calles a buscarse la vida.

Ella es ecorrecolectora y presidenta de la Asociación de Defensores del Medioambiente de Cochabamba, un oficio que empieza a articularse e institucionalizarse a escala nacional para mejorar las precarias condiciones en las que trabajan hoy.

El 1 de marzo, ecorrecolectores de 13 asociaciones, provenientes de siete departamentos, se reunieron en Santa Cruz a fin de conformar la Red Nacional de Reciclaje. El evento se realizó en el marco del Día Internacional del Reciclador, en
conmemoración a los recicladores asesinados en 1992 en Barranquilla, Colombia, y cuyos
cadáveres fueron vendidos a estudiantes de Medicina.

Reciclaje con rostro de mujer
Ruth Velásquez trabaja como ecorrecolectora desde 2012, cuando empezó la asociación, fue presidenta de la asociación cochabambina en 2014, y nuevamente encabeza a los obreros de ese oficio en la ‘llajta’.

Entró en este sector debido a un accidente, y a que tenía una deuda en un banco. Sus amigas le sugirieron que trabajara de noche, así que en ese horario recogía desechos, y de día hacía trabajos de limpieza para sostenerse.

Ruth es mamá soltera de cinco hijos luego de divorciarse. Actualmente, solo está a cargo del menor, de 18 años, a los demás los hizo estudiar con ayuda del reciclaje, pero también ambulaba y limpiaba. “Hice de todo porque el reciclado no me alcanza, al menos ahora ya hay para el día a día”, compartió.

En el caso de la asociación de Cochabamba, Ruth dice que la mayoría, el 80%, son mujeres con hijos pequeños y sin esposos, que ven en el reciclaje la oportunidad de trabajar en horarios que se adecúan a sus necesidades, y que les permite también estudiar o hacer otro tipo de labores. “La mayoría entró en la pandemia, ya que hubo muchos despidos”, contó.

Informó que más de la mitad están en la edad media, y 25% son de la tercera edad, y aproximadamente un 10% son jóvenes de 18 y 19, estudiantes de universidades o institutos, por lo general hijos de recicladores, y que se han independizado.

Varias de las asociadas, comentó, han sido atropelladas en el ejercicio de su labor, cuando se movilizaban en sus carritos. Asimismo, Ruth lamentó que varios, sobre todo los que trabajan de noche, han sido agredidos por los ‘polillas’.

Sobre las ganancias, dijo que los de tercera edad llega a cubrir Bs 400 a 600 por mes porque no se movilizan mucho, y tampoco van todos los días.

“No tenemos un monto fijo, pero los que se sacan la mugre pueden llegar a un sueldo básico, sobre todo los más jóvenes y activos”, aseguró.

Confesora Huanca es la presidenta de los ecorrecolectores de Potosí. Tiene 30 años, dos hijos, esposo, y lleva siete años en el mundo de la recolección de los residuos. Dijo que toda su familia recicla, incluso su esposo, que trabaja en otro ámbito, los apoya de noche.

Su asociación es pequeña, tiene unas 25 personas, solo cinco varones. “Trabajamos para contribuir al medioambiente, disminuimos la basura que llega a los vertederos”, se ufanó.

En Potosí, la ganancia promedio es de Bs 500 o 600 al mes, y lo que menos ganan, es entre Bs 300 y 400, muy por debajo de otros departamentos.

Confesora lo atribuye al bajo precio que les pagan por el Tereftalato de polietileno, más conocido como PET. “Son Bs 0,50, y Bs 0,40 por kilo de papel, y ahora que hemos participado en la red nacional nos enteramos de que en otros lugares pagan hasta Bs 2,50. Por eso ahora queremos vender por tonelada, directamente y sin intermediarios, aspiramos a vender a Cochabamba, es muy poco lo que nos pagan”, lamentó.

Además, explicó que compiten con la empresa municipal de aseo urbano, EMAP, porque ellos reciclan también.

A Confesora no le alcanza lo que gana, se ayuda haciendo tejidos, y sus compañeras pelan papas, etc., para hacer unos pesos extras.

Sofía Quispe tiene 41 años, trabaja en reciclaje desde los 12, gracias a su madre, que hacía lo mismo. Es mamá sola de tres menores de 15, 10 y 6 años, y presidenta de los ecorrecolectores de La Paz.

Es casera en una vivienda en El Alto, y sueña con que la asociación tenga un terreno propio para juntar mayores cantidades de desechos, y de ese modo prescindir de los intermediarios.
Hace fiesta cuando encuentra algunas cositas de mayor valor, que vende en ferias.

En los peores días saca Bs 10, apenas para el pasaje. Compensa con lo que guarda en los días buenos.

Ana Gabriela Mendoza es la flamante presidenta de la Red Nacional de Recicladores. Se dedica a esto 24-7, por eso tiene que juntar harto material para sacar dinero. Eso la motiva, pero la desmoraliza cuando la discriminan, la insultan. Quiere que la gente entienda y respete el aporte de su oficio para el futuro del planeta, y para que las alcaldías ahorren dinero, al llegar menor cantidad de basura a los vertederos.Reciclandantes, mujeres que se unen en Bolivia para recoger residuos


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