Los presidentes de Rusia y China escenificaron una nueva era geopolítica, denunciando la decadencia de Occidente.
Xi, en su primer viaje fuera de China desde el inicio de la pandemia, se reunió con Putin en la antigua ciudad uzbeka de la Ruta de la Seda, Samarcanda, donde asistirán a una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).
China se ha abstenido de condenar la operación rusa contra Ucrania o de calificarla de «invasión», en línea con el Kremlin, que califica la guerra de «operación militar especial».
«Valoramos mucho la posición equilibrada de nuestros amigos chinos cuando se trata de la crisis de Ucrania», dijo Putin. «Entendemos sus preguntas y su preocupación al respecto. Durante la reunión de hoy, por supuesto, explicaremos nuestra posición».
Putin respaldó explícitamente a China en relación con Taiwán, un enorme punto de tensión con Estados Unidos. «Tenemos la intención de adherirnos firmemente al principio de ‘una sola China’«, dijo Putin. «Condenamos las provocaciones de Estados Unidos y sus satélites en el estrecho de Taiwán».
«China está dispuesta a hacer esfuerzos con Rusia para asumir su responsabilidad de grandes potencias, y tomar el papel de guía para inyectar estabilidad y energía positiva en un mundo caótico», dijo el presidente Xi a Putin durante un encuentro.
Rusia y China, una alianza clave
La profundización de la asociación entre Xi y Putin se considera uno de los acontecimientos más significativos en la geopolítica después del espectacular ascenso de la propia China en los últimos 40 años.
Rusia, que en su día fue el país líder de la jerarquía comunista mundial, tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, es ahora un socio menor de una China resurgente que, según las previsiones, superará a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en la próxima década.
Xi, hijo de un revolucionario comunista que ha alabado en público las joyas de la literatura rusa, y Putin, que creció en Leningrado, ahora San Petersburgo, y alcanzó la mayoría de edad en la KGB de la era soviética, dicen que sus relaciones nunca fueron mejores.
Aunque Rusia y China han sido rivales en el pasado y se han enfrentado en guerras, Putin y Xi comparten una visión del mundo que ve a Occidente como decadente y en declive, al igual que China desafía la supremacía de Estados Unidos.
Mientras Europa intenta alejarse del petróleo y el gas rusos, Putin tratará de impulsar las exportaciones de energía a China y Asia, posiblemente con un oleoducto a través de Mongolia. Putin, Xi y el presidente de Mongolia, Ukhnaa Khürelsükh, tienen previsto celebrar una reunión a tres bandas en Samarcanda.