Este estudio abre la posibilidad a usar nanomedicinas para dirigir una terapia a un tipo celular concreto en el cerebro y tratar, además de la obesidad, otras enfermedades como el glioblastoma, el cáncer cerebral más frecuente y agresivo.
Utilizar nanomedicinas poliméricas que inhiben la proteína CPT1A en las neuronas reduciría la obesidad porque disminuye la sensación de hambre, según una investigación que lidera la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), que ya ha probado con éxito estas nanopartículas en cultivos y en ratones.
Según la corresponsable del Grupo de Investigación en Neurolípidos de la UIC, Rosalía Rodríguez, que ha liderado el trabajo, la inhibición de esta diana terapéutica basada en nanopartículas podría servir para tratar algún cáncer cerebral como el glioblastoma.
Con la colaboración de la investigadora del Innovation Center of Nanomedicine de Kawasaki (Japón) Sabina Quader y científicos de la Universidad de Barcelona (noreste de España), el estudio, cuyos resultados in vitro publicó hace unos meses la revista Biomaterials Science, confirma ahora, tras experimentar in vivo con ratones, que estas nanopartículas capaces de liberar fármacos que inhiben la proteína CPT1A podrían contribuir a reducir la sensación de hambre.
Rodríguez explica que diseñaron «nanopartículas poliméricas, que encapsulan fármacos capaces de inhibir una enzima implicada en el metabolismo de lípidos en las neuronas y», prosigue, «comprobamos tanto en modelos celulares -cultivos 2D y 3D- como en animales -ratones- que las nanopartículas tenían mayor capacidad de entrar en las neuronas en comparación con el fármaco libre».
«El empleo de estas nanomedicinas de forma aguda entra en las neuronas de interés, libera el fármaco y reduce de forma significativa la ingesta, estimula el gasto energético y reduce el peso corporal en los animales», resume.
Según Rodríguez, otro de los beneficios es que «mejoran de forma importante indicadores metabólicos en el hígado y en el tejido adiposo marrón, lo que indica que es una nueva generación de terapias para hacer frente a patologías como la obesidad».
La investigadora señala que estudios previos ya habían demostrado que la inhibición específica de CPT1A en neuronas del hipotálamo, usando estrategias genéticas o fármacos, «reducía la ingesta y favorecía la pérdida de peso, aunque se producía un bloqueo en otros tejidos periféricos que se había relacionado con efectos indeseados».