“¿A quién le están haciendo el juego?, ¿a quién están beneficiando?, están beneficiando a unas cuantas empresas del agronegocio en desmedro de todo el país. Parece que los compañeros no saben que ese maíz transgénico que quieren que ingrese va a contaminar a todas las variedades nativas, lo que están planteando es una tremenda aberración producto de la desinformación”, afirmó el director de Probioma, Miguel Crespo.
El experto en agroecología, en entrevista con Brújula Digital dijo que, al abrir las puertas para la introducción de semillas transgénicas, se abre también las puertas a las grandes transnacionales y corporaciones internacionales, dueñas de las patentes, que a su vez están asociadas a las grandes industrias de agroquímicos.
“Parece que los compañeros no han entendido o no conocen que en nuestro país, el uso de los agroquímicos se ha incrementado en 473% en los últimos 15 años, y que por esta razón la agricultura nacional está en un proceso de desastre porque no es sostenible el uso de transgénicos”, manifestó.
En lugar de exigir transgénicos en el país, Crespo dijo desde Santa Cruz, que los interculturales deberían plantear que se elimine totalmente la introducción de transgénicos, que se incauten las semillas transgénicas, y aquellas semillas de maíz que se están introduciendo de manera ilegal, que terminarán por liquidar a más de 1.300 variedades de maíz de las que Bolivia en gran parte es centro de origen.
“Parece que los compañeros no saben o no se enteran que el maíz que consumen en todas sus regiones es el maíz criollo y nativo que se va ver contaminado (…). Una mayor productividad no está dada por una semilla transgénica, sino por una buena semilla nativa, criolla, por suelos aptos, que se respete el Plan de Uso de Suelos y el clima, pero si seguimos en este ciclo vicioso de ampliar la frontera agrícola para seguir metiendo soya transgénica destruyendo nuestros bosques nos estamos suicidando”, explicó.
A modo de graficar la gravedad de la petición de los interculturales, Crespo dijo que ni siquiera en la guerra que se está librando por la invasión de Rusia a Ucrania se acudió a los transgénicos, ambos países que se encuentran entre los mayores productores de cereales y trigo del mundo.
“Los compañeros se están haciendo sorprender con esos cantos de sirena del agronegocio, y se demuestra porque el país sigue importando trigo; hemos metido hace 15 años la soya transgénica desplazando a otros cultivos (…). La biotecnología, los organismos genéticamente modificados no han resuelto el problema del hambre en el mundo”, sostuvo.
Plantear una ley marco de regulación de transgénicos es la peor amenaza para Bolivia, afirmó Crespo quien advirtió que los mismos interculturales serán afectados en todo lo que pueda ser su forma de sobrevivencia, y que en términos de leyes va en contra de la propia Constitución Política del Estado, que prohíbe el uso de transgénicos para salvaguardar la biodiversidad nacional, los recursos genéticos, semillas y garantizar la seguridad y soberanía alimentaria.
“Va en contra de la Ley 300 de la Madre Tierra que han sido partícipes a través de sus representantes, va en contra de la Ley de Revolución Productiva y otras diez normas aprobadas en más de diez años por el MAS”, apuntó.
La Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria en su artículo 15, numeral 2 señala que: “No se introducirán en el país paquetes tecnológicos agrícolas que involucren semillas genéticamente modificadas de especies de las que Bolivia es centro de origen o diversidad, ni aquellos que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana”.
El numeral 7 del artículo 24 de la Ley 300, establece que una de las bases y orientaciones del Vivir Bien, es el desarrollar acciones de protección del patrimonio genético de la agrobiodiversidad, prohibiendo la introducción, producción, uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas en el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, de las que Bolivia es centro de origen o diversidad y de aquellas que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana.
Explicó por ejemplo, que Probiotec produce hortalizas, cítricos y soya transgénica. Forma parte de la Plataforma Agroecológica del Trópico, Subtrópico y Chaco, y desde hace algunos años, está produciendo soya orgánica, con semilla de soya no transgénica, cultivándola y cosechándola sin el uso de agroquímicos.