Pesticidas, ¿un mal necesario en la agricultura?

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Se le relaciona con problemas de salud que pueden detonar incluso en algunos tipos de cáncer, aunque su uso sigue siendo extensivo en varios países.

La agricultura alrededor del mundo ha empleado insecticidas, herbicidas y fungicidas para mejorar la producción de alimentos y, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países que más utilizan estos tipos de pesticidas son China, India, Estados Unidos, Brasil y Argentina, en ese orden.

Debido a que la población mundial demanda alimentos diariamente, las naciones han permitido el uso de químicos que faciliten su producción y protejan las siembras de plagas que pudieran disminuirla.

Según datos de la FAO, en 2020 se produjeron alrededor de 2.8 mil millones de toneladas de alimentos en todo el mundo, incluyendo cereales, frutas y verduras, que, invariablemente, requirieron del uso de pesticidas.

Pero su uso está directamente ligado a problemas de salud entre la población o con el daño a la tierra y las fuentes de agua, a través de la absorción. Y es aquí donde radica la pregunta: ¿son los pesticidas un mal necesario?

La respuesta a esta pregunta depende de varios factores, incluyendo el tipo de cultivo, las condiciones climáticas y el nivel de infestación de plagas. En algunos casos, el uso de pesticidas puede ser necesario para proteger los cultivos y garantizar una producción suficiente de alimentos.

Sin embargo, el uso de pesticidas también puede tener consecuencias negativas para la salud humana y el medio ambiente. Los pesticidas pueden contaminar el aire, el agua y el suelo, lo que puede afectar la salud de los seres humanos y otros organismos. Además, algunos estudios han sugerido que la exposición a largo plazo a ciertos pesticidas puede estar relacionada con problemas de salud como el cáncer, problemas neurológicos y problemas reproductivos.

¿Qué hacen las naciones?Pesticidas, ¿un mal necesario en la agricultura?

La creciente preocupación de los daños que ocasionan los pesticidas a la salud de las personas y a la biodiversidad ha motivado que los países empujen ciertas medidas para reducir su uso. Por ejemplo, Francia y Alemania han establecido objetivos muy específicos, como la promoción de técnicas de agricultura sostenible y el uso de pesticidas naturales y menos tóxicos.

Pero, además, varios países ya han comprendido que el uso de ciertos pesticidas, como el glifosato, puede ser muy peligroso para la salud humana.

Desde 2013 su uso ya está prohibido en El Salvador y, de ahí, se han sumado otros países como Austria, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Malawi, Países Bajos y muy recientemente Francia, sólo por citar algunos.

Sin embargo, otros países lo han intentado, pero sin éxito. Por ejemplo, Brasil prohibió el uso del glifosato en 2021, pero un tribunal federal revocó la medida. Lo mismo pasó en Colombia, que lo había prohibido en 2015 y seis años más tarde un tribunal lo suspendió.

Problemas a la salud

Pesticidas, ¿un mal necesario en la agricultura?

Una de las razones por las que los pesticidas han sido prohibidos o controlados es porque se ha comprobado que afectan a la salud de las personas.

Son causantes de problemas respiratorios, como asma y bronquitis, pero también pueden generar alergias en la piel y los ojos.

Otros pueden afectar el sistema nervioso central, provocando dolores de cabeza, mareos o confusión, cuando se está expuesto directamente a ellos. En un nivel más elevado, los pesticidas pueden afectar la fertilidad y el desarrollo fetal, lo que puede provocar problemas reproductivos y defectos de nacimiento.

Pero, sin duda, la mayor preocupación es el cáncer. Algunos estudios han sugerido que la exposición a largo plazo a ciertos pesticidas puede aumentar el riesgo de leucemia, cáncer de pulmón, de mama o de cerebro. Cuando el pesticida entra por la piel o las vías respiratorias puede ser capaz de mutar el ADN y desarrollar células cancerosas.

Principales pesticidas

Insecticidas: clorpirifos, malatión y diazinón.

Herbicidas: glifosato, paraquat y 2.4-D.

Fungicidas: clorotalonil, tebuconazol y carbendazim.


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