Oración para la mañana al levantarse

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Comienza tu día con la gracia de Dios y deja a tu familia en sus manos con las siguientes oraciones.

Comenzar el día con una oración matutina es la mejor manera de acercarse a Dios para agradecer la bendición de un día más de vida.

Las personas suelen aprovechar este momento del día para hacer sus peticiones como salud, estabilidad y protección para su familia.

cuál es la mejor oración para iniciar tu mañana, siempre en Gracias con el Señor.

¿Cómo comenzar una oración para la mañana?

Oración para la mañana al levantarse
Ora a Dios al despertar.

Levantarse en gracia con Dios es la mejor manera de comenzar el día, por ello muchas personas con fé se encomiendan al Señor desde la primera hora.

Se recomienda levantarse cada día en una hora fija, de preferencia hora y media antes de comenzar las actividades diarias, así tendrás tiempo para todo; te levantarás con prontitud, fervor y modestia.

Otro punto importante es comenzar tus oraciones siempre vestido y arreglado ya que estarás en presencia de Dios especialmente al ofrecer tu día, luego hecha devotamente la señal de la Cruz.

Recuerda orar las siguientes oraciones de rodillas y delante de alguna imagen; iniciando con un padre nuestro para abrir camino a tus peticiones y agradecimientos del día.

¿Qué oración es la más poderosa?

Oración para la mañana al levantarse
Acercate a Dios por medio de la oración.

Existen muchas oraciones para iniciar el día pero se recomienda rezar las que te presentamos a continuación:

Señor Dios Omnipotente, que nos has permitido llegar al principio de este día, guárdanos hoy con tu poder, para que no caigamos en pecado, antes bien, todos nuestros pensamientos, palabras y obras se dirijan a cumplir tu Santa Ley.

Padre Nuestro, Ave María, Credo.

Señor Dios del Cielo y de la tierra dígnate dirigir, santificar, guiar y gobernar en este día nuestros corazones y nuestros cuerpos, nuestros sentidos, palabras y acciones según tu Ley y por el camino de tus mandamientos, para que aquí y en la eternidad merezcamos, por tu favor, ser salvados y libres. ¡Oh, Salvador del mundo!, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Encomiéndate a la Santísima Virgen, diciendo:

¡Oh Virgen y Madre de Dios! Yo me entrego por hijo tuyo, y en honor y gloria de tu pureza, te ofrezco mi alma y cuerpo, mis potencias y sentidos y te suplico me alcances la gracia de no cometer jamás pecado alguno. Amén.

Madre, aquí tienes a tu hijo,en ti Madre mía dulcísima he puesto toda mi confianza, jamás quedaré confundido. Amén.

Ave María.

Ángel de Dios que eres custodio mío; ya que la soberana Piedad a Ti me encomendó, ilumíname, guíame, rígeme y gobiérname en este día.

Amén.


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