El exministro transitorio de la Presidencia, Jerjes Justiniano, informó que se encuentra en Estados Unidos y que no regresará a Bolivia debido a que, en su criterio, existe una persecución política que se ejecuta de mala fe de parte del Ministerio Público.
Dijo, además, que está analizando la posibilidad de presentar una solicitud de asilo en Estados Unidos.
“No voy a volver a Bolivia porque considero que en Bolivia no existe un Estado de Derecho, existe una persecución política”, dijo Justiniano en el programa La Mañana en Directo de ERBOL.
“Yo en este momento estoy en Estados Unidos. Todavía no he presentado mi solicitud de asilo, todavía estoy cumpliendo algunos requisitos. Estoy analizando la posibilidad de presentarlo o no. Todavía eso no es algo plenamente decidido. Si bien es cierto, ya he empezado los trámites, todavía no han concluido, por lo tanto todavía eso está sujeto a una decisión final”, agregó.
Recordó que salió de Bolivia por un tema médico, pero estando fuera del país se enteró que de que lo habían convocado a declarar en el caso que denominó “terrorismo I”. Entonces, solicitó declarar desde el extranjero y la Fiscalía no aceptó.
Justiniano dijo que, de manera mañosa, la Fiscalía sabiendo que se encontraba fuera del país volvió a notificarle en Santa Cruz para presentarse al día siguiente en La Paz. Consideró que la intención del Ministerio Público era sencillamente que no se presente a la citación, para después aprehenderlo.
Señaló también que entonces autoridades del Gobierno dijeron que debía volver a Bolivia para rendir cuentas.
El exministro accidental, que ejerció en la primera parte del Gobierno transitorio de Jeanine Añez, señaló que la imputación de la Fiscalía contra Luis Fernando Camacho ya lo menciona como partícipe de un “golpe de Estado”, en su calidad de abogado del excívico.
Aseguró que no hubo tal “golpe” y recordó que el mismo presidente Luis Arce y el vocero Jorge Richter, antes de ser gobierno, habían calificado de constitucional al Gobierno de Jeanine Añez.
Criticó que el MAS pretenda sostener una narrativa de que el Gobierno de Añez fue “de facto”, cuando la propia Asamblea dominada por ese partido reconoció la presidencia transitoria y le mandaba las leyes para su promulgación.