Fue acribillado en el estado de Guerrero, en México. Investigan si su muerte está vinculada con el crimen de su hijo, ocurrido en julio.
El reportero y columnista fue atacado el lunes cuando salía de su casa y se disponía a abordar su auto. El episodio ocurrió muy cerca de un cuartel militar, pero pese a ello los autores del crimen no fueron detenidos y ni siquiera perseguidos.
El crimen de Román revivió los reclamos de los trabajadores de prensa por condiciones de seguridad para desempeñar su oficio en uno de los países más violentos del mundo.
Al grito de «¡no al silencio!» y con carteles en los que se leía «basta de impunidad» y «justicia», los manifestantes, en su mayoría periodistas, protestaron en la avenida costera de Acapulco para repudiar el homicidio.
«Demandamos una investigación profesional y que procedan con todo el rigor de la ley. Demandamos respeto al derecho a informar y a ser informados», dijo durante el mitin Ignacio Hernández, veterano periodista de Guerrero.
El crimen también fue condenado este martes por el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador. «Es un caso lamentable», señaló en su conferencia de prensa diaria.
La fiscalía estatal indicó en un comunicado que investiga si el caso de Fredid Román está relacionado con los asesinatos del hijo del periodista y otro hombre, ocurridos el pasado 1 de julio.
Según medios locales, el fallecido hijo del periodista se dedicaba a comercializar pollo y había denunciado a presuntos criminales que controlarían la distribución de alimentos en algunas localidades de Guerrero. Román había continuado con estos reclamos.
Según la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) desde 2000 han sido asesinados en México más de 150 periodistas. Esos crímenes, en su mayoría, siguen impunes.