Masa de aire frío se dirige hacia Europa bajando radicalmente temperaturas

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La «bestia del este» se mueve hace días para Europa. Las piezas de la compleja maquinaria atmosférica de Eurasia están ‘conspirando’ para hacer cada vez más probable que la temida ‘Bestia del este’ vuelva a la carga.

Eso dicen, a día de hoy, los principales modelos meteorológicos del mundo. ¿Es seguro? No, ni de lejos. ¿Es probable? Cada vez más ¿Deberíamos estar preparados? Rotundamente sí. Te explicamos por qué.

¿Qué es ‘la bestia del Este’? Es el nombre popular que se le da a un fenómeno muy concreto: una gran masa de aire muy frío que se origina en Rusia y se descuelga hacia Europa (y España) bajando radicalmente las temperaturas de todo el continente.

No se trata de algo muy común, pero ocurre y, cuando ocurre, las consecuencias pueden ser históricas. Aún se recuerda el invierno del 56 como uno de los más fríos de la historia: el culpable fue ‘la Bestia’. Si finalmente encajan todas las piezas, va a suponer el gran punto de inflexión del otoño-invierno.

Gigante masa de aire va a traer el invierno de golpe a Europa

Gigante masa de aire va a traer el invierno de golpe a Europa
Foto: Gigante masa de aire va a traer el invierno de golpe a Europa /Cortesía

¿Qué piezas? ¿Qué tiene que pasar para? La ‘bestia del Este’ necesita al menos, tres elementos: que haya una importante cobertura de nieve en Rusia; que la atmósfera se estabilice y que se instale un anticiclón de bloqueo en el mar Báltico.

La explicación es sencilla. De la misma forma que cuando el aire se estabiliza en verano sobre la península, se inicia el proceso que llamamos «horno ibérico»; cuando el aire se estabiliza en invierno sobre las grandes planicies nevadas de Rusia, se activa el «congelador siberiano en Europa».

Gigante masa de aire va a traer el invierno de golpe a Europa
Foto: Gigante masa de aire va a traer el invierno de golpe a Europa /Cortesía

Esto es, un sandwich de aire atrapado entre la nieve y las cotas altas de la atmósfera, al que la baja radiación solar no puede calentar.

Solo hace falta que se produzca un pasillo entre las borrascas atlánticas y las mediterráneas para que toda esa masa de aire helado se desparrame sobre el continente y produzca mínimas históricas. Eso es lo que, según las salidas de los modelos deterministas, es cada vez más probable que ocurra durante los primeros días de diciembre.

 


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