Más frío, menos combates: el invierno congela la guerra y amenaza a millones de ucranianos

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El Gobierno de Ucrania teme no poder garantizar las necesidades básicas a todos los ciudadanos por los daños en las infraestructuras energéticas del país.

 

Hace ya unos días que Kiev amaneció cubierta por un manto de nieve. Así, mientras las sirenas antiaéreas retumbaban en la capital ucraniana y sus habitantes se enfrentaban a importantes apagones de luz y cortes de calefacción y agua, el invierno llegaba sigilosamente al país.

Con él, la guerra ha entrado en una nueva fase. El frío y las precipitaciones introducen nuevas dificultades para los combatientes, sin importar del bando que sean. Por un lado, las horas de luz se reducen a menos de nueve, frente a las 15-16 horas de luz que había en verano.

Eso significa que, en los próximos meses, habrá menos ofensivas y más frentes defensivos que permanecerán prácticamente estáticos. Porque el hielo y el barro dificultan el avance de vehículos pesados, pero también el desplazamiento a pie. Incluso realizar ejercicios básicos, como limpiar las armas, se torna una tarea complicada en condiciones meteorológicas extremas.

Con la previsión de que las temperaturas lleguen a caer hasta los -20ºC, las noches se antojan especialmente duras en la línea de frente. Por eso, lo más probable es que se eviten los combates nocturnos, según señala el Ministerio de Defensa británico en uno de sus partes diarios.

Tetiana Reznychenko, residente de la aldea ucraniana de Horenka, palea nieve cerca de su edificio de apartamentos, que no tiene electricidad, calefacción ni agua corriente.

Tetiana Reznychenko, residente de la aldea ucraniana de Horenka, palea nieve cerca de su edificio de apartamentos, que no tiene electricidad, calefacción ni agua corriente. Reuters

Sobrevivir a -20ºC

El invierno podría conseguir lo que no han logrado nueve meses de guerra: que miles de ucranianos abandonen sus hogares, no para ponerse a salvo de las bombas, sino para sobrevivir a las bajas temperaturas después de que el ejército ruso haya dañado gravemente las principales infraestructuras energéticas del país.

En las últimas semanas, Rusia, incapaz de frenar los embates de las fuerzas ucranianas en el campo de batalla, ha centrado sus esfuerzos en destruir centrales eléctricas e instalaciones de agua, dejando sin suministro a más de diez millones de personas. Ya en octubre, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió a sus ciudadanos que redujesen el consumo de energía.

Desde entonces, los cortes de agua, los apagones y las interrupciones de la calefacción han sido el pan de cada día de los residentes de la capital y de otras grandes ciudades como Nicolaiev o Járkov. Sin embargo, el Gobierno teme que lo peor esté por llegar.«No podemos generar tanta energía para que todos los consumidores la puedan usar por la destrucción colosal de la red», advirtió el martes Volodímir Kudrytskyi, consejero delegado de Ukrenergo, la compañía estatal de transmisión de electricidad.

Una mujer local se calienta las manos mientras los voluntarios cocinan comida para los locales en Kherson, Ucrania, el 18 de noviembre de 2022.

Una mujer local se calienta las manos mientras los voluntarios cocinan comida para los locales en Kherson, Ucrania, el 18 de noviembre de 2022. Reuters

Días más oscuros

Por eso, las autoridades ucranianas han comenzado a ofrecer evacuaciones voluntarias en algunas zonas del sur como las recientemente liberadas Jersón y Mykolaiv, donde las infraestructuras han sido prácticamente destruidas. La vice primera ministra de Ucrania, Iryna Vereshchuk, anunció este a través de su cuenta de Telegram que el Gobierno se dispone a ofrecer alojamiento gratuito, ayuda humanitaria y apoyo médico a quienes decidan abandonar la ciudad.

El problema es que, ahora que las tropas del Kremlin se han retirado de la zona oeste del río Dniéper, muchas personas están regresando a Jersón. Actualmente se estima que en la ciudad quedan sólo 80.000 de las 250.000 personas que vivían antes de la guerra, ya que el pasado octubre, los rusos realizaron la «evacuación» – «deportación», según Ucrania- de miles de civiles.

Vecinos cargan sus teléfonos móviles desde un generador en una calle de la ciudad de Kherson, Ucrania, el 18 de noviembre de 2022..

Vecinos cargan sus teléfonos móviles desde un generador en una calle de la ciudad de Kherson, Ucrania, el 18 de noviembre de 2022.. EFE

La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera que un total de tres millones de ucranianos se desplacen dentro del país este invierno «en busca de calor y seguridad«. Sobre todo porque, de acuerdo con el organismo, cientos de hospitales y centros de salud ucranianos carecen de combustibles, agua y electricidad para funcionar.

«El sistema de salud de Ucrania se enfrenta a sus días más oscuros en la guerra hasta el momento. Habiendo soportado más de 700 ataques, ahora también es víctima de la crisis energética», señaló esta semana Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, en un comunicado recogido por Reuters.

A pesar de que las principales operadoras energéticas del país están tratando a contrarreloj de reparar la infraestructura, Sergey Kovalenko, director de YASNO, tampoco cree que se vaya a poder proporcionar la energía necesaria al país a medio plazo. «Abastézcanse de ropa abrigada, mantas, piensen en opciones que les ayuden a superar un apagón prolongado«, dijo Kovalenk en un comunicado. Y añadió: «Es mejor hacerlo ahora que ser miserable».


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