Muchos de quienes reciben una pensión contributiva en el país también se ven forzados a mantenerse económicamente activos, por las rentas bajas, por las deficiencias en el seguro de salud y para apoyar a sus familias ante la falta de empleo
Un ejemplo es Práxedes Galvis, de 70 años, quien tras haber aportado durante más de 25 años para su jubilación recibe hoy una renta de Bs 1.500, monto que no le alcanza para pagar su alquiler de Bs 600, alimentación, medicamentos, transporte y otros. A esto se suma que no puede encontrar trabajo. “A mí no me quieren recibir en ninguna parte”, lamentó.
El estudio ‘Envejecer en América Latina y el Caribe: Protección social y calidad de vida de las personas mayores’ detalla que el 55% de la población boliviana con una edad de entre 65 y 79 años y el 23,3% de los mayores de 80 años son parte de la fuerza laboral del país; es decir, que trabajan o buscan activamente un trabajo.
En contraste, en Uruguay, se encuentra en la fuerza laboral el 17% de la gente de entre 65 y 79 años y el 4,1% de los mayores de 80 años.
“La participación relativamente alta de las personas mayores en la fuerza laboral, especialmente entre los trabajadores menos educados, está estrechamente relacionada con las brechas en los sistemas de pensiones”, indica el estudio del BID.
“El problema no es si los adultos mayores de 65 años continúan trabajando o no; de hecho, el realizar algún trabajo significa salud”, sostuvo Gustavo Rodríguez, director de la Organización para la Seguridad Social Flora Tristán.
“El problema es saber si han llegado a esa edad con una pensión de vejez y acceso a un seguro de salud. Y en Bolivia solo 17 de cada 100 adultos mayores de 60 años tienen una pensión de jubilación y seguro de salud; el resto, solo recibe la insuficiente Renta Dignidad y no tiene seguro de salud”, indicó.
Realidades
Con respecto a la jubilación, los datos del BID a 2019 dan cuenta que, en Bolivia, aproximadamente el 33% de los mayores de 65 años tiene una pensión por aportes que hizo durante su vida laboral (el segundo porcentaje más bajo de Sudamérica), mientras que en Chile esa relación es del 68%.
Sobre la atención en salubridad, el documento menciona que el país tiene una puntuación de 49 (la tercera más baja de Latinoamérica) en el Índice de Calidad y Acceso a la Salud, cuando el promedio regional es de 62 y el de los países del OCDE de 86.
A esta situación se suma el hecho de que el 56% de los adultos mayores de Bolivia vive en situación de pobreza extrema, pobreza o en condición de vulnerabilidad.
“La situación es mucho más grave”, consideró Ana María Pomar, representante en Santa Cruz de la Asociación de Defensa de los Ahorristas del Sistema Integral de Pensiones (Asodasip), que aglutina a jubilados, trabajadores activos y sin empleo, y aportantes independientes.
Marvel Gutiérrez, representante de una asociación de jubilados en La Paz, identificó tres factores principales que obligan a los adultos mayores bolivianos a trabajar o a buscar un trabajo.
Primero, que más del 80% de la población económicamente activa de Bolivia se encuentra en el mercado laboral informal, por lo que no aporta para su jubilación y llega a la tercera edad sin ese respaldo económico y de salud.
El estudio del BID sostiene que “la mayor parte de la participación en la fuerza laboral de las personas mayores en Latinoamérica y el Caribe (8 de cada 10) es informal y compensa la falta de otras fuentes de ingresos, en lugar de ser una opción de envejecimiento activo”.
Esto “sugiere lo marginal y de baja calidad que es el empleo en este grupo de edad”, indica el documento, que además detalla que en Bolivia el 11,1% de los mayores de 65 años y el 2,4% de los mayores de 80 años económicamente activos tienen un empleo formal.
La segunda causa identificada por Gutiérrez son las bajas rentas generadas por la Ley de Pensiones y el seguro de salud ineficiente que acompaña a la actual jubilación, lo que hace necesario buscar recursos adicionales para cubrir el pago de médicos, medicamentos y estudios especializados.
“La gran mayoría está asegurada en la Caja Nacional de Salud, donde la infraestructura y la atención integral son deficientes. Hay que esperar tres o cuatro meses por un especialista, una ecografía o una tomografía, y la Caja no tiene algunos medicamentos que te recetan. Eso hace que en una situación crítica se acuda obligadamente a servicios externos, para lo que hay que tener un ingreso extra”, contó Gutiérrez.
“Un mal negocio”
La tercera causa por la que la mayoría de los adultos mayores de Bolivia siguen en la fuerza laboral es la falta de empleo para los más jóvenes. “Eso obliga a que los padres de edad avanzada tengan que continuar trabajando, aún siendo jubilados, para poder ayudar a los hijos”, expresó Gutiérrez.
El estudio del BID indica que en el país la cantidad de trabajadores que aportan al sistema de pensiones es aproximadamente el 18% (el segundo porcentaje más bajo de América Latina), una cifra que está por debajo del promedio regional (42%) y muy lejos del 86% que tiene Bahamas y del 79% que posee Uruguay.
“Los compañeros, siendo jubilados, siguen trabajando por las rentas bajas que tienen”, rentas con las que es imposible “subsistir”, aseveró Pomar.
El analista Bruno Rojas indicó que el actual sistema integral de pensiones paga rentas que equivalen de un 25% a un 35% del salario referencial que un trabajador gana en vida activa.
“Si antes cubría apretadamente sus necesidades con Bs 6.000, con la renta de Bs 1.500 a 1.800, inferior al salario mínimo nacional, sencillamente no podrá cubrir sus requerimientos y pasará a filas de la población pobre”, puntualizó el investigador, quien calificó la jubilación como “un mal negocio”, un “castigo” para el trabajador.
“Hay personas que ganan mucho menos que yo. He encontrado excompañeros de trabajo que solo reciben Bs 800 y eso alcanza solo para medio mes. Lo demás tienen que buscárselo como sea”, contó Práxedes Galvis.
“La situación es muy triste, me encuentro en la Caja con gente que no tiene ni para volver a su casa y les piden que compren medicamentos”, acotó Gutiérrez, quien considera que no hay políticas de Gobierno que apunten a mejorar de manera efectiva la calidad de vida del adulto mayor en el país.
El 58,3% de los jubilados con una pensión de vejez en el Sistema Integral de Pensiones percibe una renta de entre 1.000 y
4.000 bolivianos.