Se eleva a 44 la cifra de personas muertas tras el azote de las torrenciales lluvias en el Sao Paulo, en Brasil, mientras los socorristas continúan con las labores de búsqueda de al menos 49 personas se encuentran desaparecidas.
De acuerdo a lo que detallan las autoridades, más de 680 milímetros de lluvias cayeron en 24 horas en Sao Sebastiao, un destino playero ubicado al sureste de Sao Paulo.
«Los trabajos de búsqueda y salvamento siguen de manera ininterrumpida en la región», donde los deslizamientos de tierra provocados por las precipitaciones crearon ríos de lodo, piedras y árboles que arrasaron con precarias casas construidas en las laderas; señaló.
Nuevo balance de muertos tras torrenciales lluvias en Sao Paulo
Las autoridades de Sao Paulo también informaron de más de 1.730 personas desalojadas, y otras 766 sin hogar en todo el estado.
En un hospital de la región fueron atendidas 23 personas (incluyendo cinco niños), de las cuales seis continúan en estado grave.
Mientras, en el centro de Sao Sebastiao las autoridades levantaron una tienda para un velorio colectivo de las víctimas; informó la alcaldía.
Pobladores en la cercana playa de Juquehy, aún sacudidos por el temporal del fin de semana, pasaron una nueva noche de angustia cuando lluvias provocaron nuevos deslizamientos en la madrugada del martes.
Cabe destacar que, unas 80 personas abandonaron sus viviendas; pero no se reportaron víctimas, según las autoridades.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobrevoló el lunes la zona vacacional convertida en área de desastre. Y advirtió contra el urbanismo improvisado en Brasil, donde 9.5 millones de personas viven en áreas de riesgo por deslizamiento o inundación; según cifras oficiales.
Con las rutas aún bloqueadas por los deslaves, algunos temporadistas fueron evacuados en barco; mientras continuaba un tráfico intenso de helicópteros que iban y volvían de las zonas más afectadas.
«No había cómo salir para ningún lado«, dijo a la AFP Gabriel Bonavides, que pasaba los días de asueto en una casa alquilada con amigos. «Dejamos el carro ahí y tuvimos que volver en barco»; añadió el estudiante de derecho, de 19 años.