Se intuía una posible fractura de clavícula, pero lo que la sacó de la carrera fue el dolor de cabeza, que hizo activar el protocolo para evitar problemas mayores. Se retiró y la trasladaron a un hospital en Epinal, donde quedó en observación por los dolores en la cabeza, en el hombro y en el cuello.
Allí sólo relucía el maillot amarillo de Marianne Vos. La neerlandesa es otra de las velocistas que siempre están dispuestas para pelear por el triunfo en las llegadas al esprint. Además, con el aliciente de fortalecer el liderato que lleva desde el segundo día.
El primero se lo quedó Lorena Wiebes, con la que tampoco pudo Vos esta vez. La lideresa de la carrera acabó tercera, por detrás de Wiebes y de la campeona del mundo, la italiana Elisa Balsamo. La regularidad de Vos en las etapas está siendo impresionante. Ha ganado una etapa y su peor resultado es el quinto puesto de la jornada del miércoles. El resto de días siempre ha estado en las bonificaciones, dos veces segunda y una vez tercera.
La del jueves era la única etapa tranquila que quedaba. La dificultad irá subiendo hasta llegar a la etapa final del domingo, que termina en la Superplanche des Belles Filles. Antes, el sábado, espera la subida al Gran Ballon, que se corona a ocho kilómetros de meta. Terreno para que la gran favorita, Annemieke Van Vleuten, y la española Mavi García intenten recortar tiempo para acercarse al objetivo del podio si el estado físico se lo permite. Mavi se libró de todas las caídas y continúa undécima en la general. Van Vleuten es octava, a 1:18 de Vos.