FTX es una plataforma de intercambio y compra y venta de criptomonedas que se acaba de declarar en quiebra. Este hecho no es baladí y merece tenerlo en el radar: FTX es o era la tercera plataforma del sector cripto del mundo, después de Binance y Coinbase (que, como veremos, también ha protagonizado importantes reveses este año). Y la nueva situación hace presagiar una hecatombe de un sector que ya se tambalea.
En un momento clave para la economía global, en la que se presagia una próxima recesión, y con multitud de despidos en grandes empresas como Meta, o Microsoft, o Twitter, el mundo cripto -que se presentó en sus inicios como una alternativa a la economía tradicional y de forma descentralizada (aunque esto nunca llegó a ser así)- está en una posición complicada.
Con esta situación, mientras en CEO de Binance concuerda con entidades como la CNMV española en que el sector necesita más regulación (lo dice ahora, que le ve las orejas el lobo), encontramos que muchas personas habían apostado grandes cantidades de dinero en FTX, una plataforma muy nueva y creada por el joven estadounidense Sam Bankman-Fried.
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Disputa entre Binance y FTX
El fundador y consejero delegado de Binance, Changpeng Zhao, anunció la pasada semana su intención de comprar a su rival FTX, la tercera plataforma de intercambio por volumen pero sumida en una crisis de liquidez en aquel momento. El líder de Binance decía que «FTX solicitó nuestra ayuda. Hay una importante crisis de liquidez«.
Al día siguiente, Binance, el intercambio de criptomonedas más importante del mundo anunció que abandonaba los planes de rescate de su competidor. La firma vio que los problemas de FTX se encontraban fuera de control, según el directivo afirmó. En este proceso, muchos inversores de FTX se lanzaron a retirar su dinero de la plataforma: En unas 72 horas, unos 6.000 millones de dólares se fueron.
La historia de FTX
Mientras el líder de Binance, ahora decide hablar como cualquier banco o entidad económica tradicional, pidiendo más regulación, la llegada de las criptomonedas y otros activos como los NFT nos ha mostrado cómo la gente tiene una gran confianza en empresas innovadoras que permiten hacer inversiones.
El exchange ahora en quiebra nació en 2019 de la mano de un joven emprendedor, Sam Bankman-Fried, un hombre nacido en 1992 que presume de dormir cuatro horas cada día para poder pasar muchas horas trabajando y generando dinero. Algo de lo que muchos medios se hicieron eco como si hablaran de un héroe. De la mano de esta plataforma se hizo multimillonario en tiempo récord.
Ahora, él también ha perdido grandes cantidades de dinero como lo han hecho muchísimas personas que confiaron en sus capacidades y en toda la publicidad que iba recibiendo como ese emprendedor hecho a sí mismo del que tanto se ha hablado estos años. Según Forbes, su patrimonio neto, que llegó a ser de 26.500 millones de dólares, se ha desplomado a menos de mil millones de dólares.
La propia Forbes ha hablado de otros damnificados: Sequoia Capital, Temasek, Paradigm, el Plan de Pensiones de los Profesores de Ontario (que gestiona los fondos de jubilación de 333.000 profesores de la provincia canadiense) o entidades vinculadas a los multimillonarios Paul Tudor Jones, Daniel Loeb e Israel Englander, además de empresas como Tiger Global Management y SoftBank.
Con esta hecatombe, las criptomonedas han vuelto a caer y han registrado pérdidas de hasta el 5% por la bancarrota de FTX. Hay que recordar otra catástrofe en verano cuando Binance y Celsius congelaron las transacciones de criptmonedas y, en vez de estabilizarse, provocaron una mayor caída de su valor. Poco después Celsius, la principal plataforma de préstamos cripto, cayó en bancarrota.