Una investigación muestra cómo operan las bandas dedicadas a la extracción de madera en la cuenca amazónica. Bolivia y Ecuador son los más afectados por este delito. Detrás están las mafias del narcotráfico que utilizan las mismas vías.
Bolivia y Ecuador albergan los principales puntos de mayor tráfico ilegal de madera en la cuenca amazónica, según una investigación realizada por InSight Crime. La tala ilegal en la cuenca amazónica suele ser consecuencia de otros delitos ambientales, como la extracción ilegal de oro, el tráfico de tierras, el desarrollo agrícola y el narcotráfico, establece el estudio que abarcó Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana y Surinam. Pero, además, se evidenció el nexo que existe con mafias del narcotráfico en la Amazonia boliviana.
Los árboles también se talan ilegalmente para ser traficados explícitamente. Luego de ser talada, transportada y transformada en la zona del Amazonas, la madera se vende en los mercados internacionales, como China, Estados Unidos y parte de Europa.
En toda la región, las redes criminales corporativas buscan especies de alto valor, a menudo en peligro de extinción. Entre ellas se encuentran el palisandro del Amazonas, la caoba y el cedro, que se utilizan para fabricar muebles e instrumentos musicales.
Las mafias también se abastecen de maderas más baratas y ligeras, como la balsa, que se utiliza en la construcción de turbinas eólicas y tablas de surf. Según expertos consultados por este medio, el tráfico de madera se desarrolla en tres etapas: la tala, el transporte y la “transformación”.
Los “corteros” son los primeros en entrar en acción. Ellos talan los árboles ilegalmente en varias zonas del Amazonas. Por lo general, los lugares de tala se encuentran fuera de los límites de las concesiones y en zonas protegidas. Luego, las redes criminales coordinan el transporte y el blanqueo, o “transformación” de la madera.
En toda la cuenca amazónica se utilizan técnicas similares para encubrir el origen de la madera de origen ilegal. “Las empresas fachadas y la documentación fraudulenta disfrazan el origen de la madera cortada en zonas prohibidas o en volúmenes superiores a los autorizados”, reveló una fuente.
Papeles falsos
Una vez talada, la madera recorre varios puntos utilizando documentación falsa en la que se afirma que se ha cosechado en zonas y cantidades legalmente autorizadas. Acá es cuando los Certificados de Origen Forestal (CFO) se rellenan con frecuencia con datos falsos. Ese método se lo arrastra desde 2016.
Por ejemplo, la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) decomisó en septiembre de este año más de 200 troncas en varios aserraderos ubicados en Ascensión de Guarayos. Desde la institución se justificó la confiscación al no contar con los permisos requeridos y se verificó que eran falsificados.
Después, la madera se traslada a ciudades de la región amazónica o a centros de comercio libres de impuestos. Allí se procesa en aserraderos pertenecientes a comunidades interculturales y ciudadanos chinos, según Alex Villca, vocero de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap).
Lo más preocupante en este momento es que a este escenario de la tala ilegal se suma el narcotráfico. La lucha contra los taladores ilegales se libra en un espacio de la Amazonia boliviana en el que esta actividad ilegal ha ido ganando terreno. Según datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) existen hallazgos de pozas de maceración y cultivos ilícitos de hoja de coca en varias zonas de la Amazonia.