Esta decisión no requiere la aprobación de la Knéset —el Parlamento israelí— al tratarse del dictamen del gabinete de seguridad del primer ministro
El Gabinete de gobierno israelí ha aprobado un acuerdo de alto el fuego en el Líbano. En las horas previas al anuncio, Israel ha intensificado una última oleada de bombardeos en el centro de Beirut — en total 180 ataques en todo el país — con la intención de «acabar con objetivos de Hezbolá». La decisión del Gabinete no requiere la aprobación de la Knéset —el Parlamento israelí— al tratarse del dictamen del gabinete de seguridad del primer ministro. Tras el visto bueno del Gobierno de Netanyahu, solo queda esperar que Francia, Estados Unidos y el Líbano anuncien conjuntamente los pormenores del documento.
«Hezbolá ya no es como antes (…) le hemos hecho retroceder décadas. El Líbano ya no es lo mismo que era», ha comunicado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, minutos después de hacerse público el acuerdo de alto el fuego. Ha prometido, además, que los israelíes desplazados del norte del país podrán volver a sus hogares. “La guerra no terminará hasta que logremos todos [nuestros objetivos]”, ha señalado. «La duración del alto el fuego dependerá de lo que ocurra en Líbano y nosotros mantendremos total libertad de movimiento».
El acuerdo, que consta de 13 puntos, estipula que ambas partes se comprometen a no realizar acciones ofensivas, manteniendo su derecho a la legítima defensa. Solo el ejército libanés podrá operar en el sur del país, y se desmantelarán infraestructuras militares no autorizadas, según ha adelantado el medio libanés L’orient le jour. Israel, por tanto, se retirará de la Línea Azul en un plazo de hasta 60 días, mientras un comité conjunto supervisará el cumplimiento, con apoyo de la ONU, para definir la frontera terrestre.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado que el alto el fuego comenzará a las 4 de la mañana de la madrugada del miércoles (hora libanesa). «Durante los próximos 60 días, el Ejército libanés tomará el control de su territorio otra vez», ha señalado. «Junto con Francia daremos toda la asistencia necesaria para que se cumpla el acuerdo». Tras estas declaraciones, el presidente ha apelado a Hamás y le ha vuelto a pedir que «libere a los rehenes» tras no tener «más opciones». «Durante los próximos días, EEUU hará más esfuerzos junto con Turquía, Qatar y otros para conseguir un alto el fuego en Gaza. Israel debe atreverse a una estrategia coherente», ha recalcado.
Por su parte, Hezbolá ha señalado que quiere revisar las cláusulas del pacto antes de que el gabinete libanés lo ratifique.
Horas antes de alcanzarse el acuerdo, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ya anunció que los esfuerzos para lograr un alto el fuego en el Líbano estaban “en las etapas finales”, según ha recogido Reuters. “Al reducir las tensiones en la región, también puede ayudarnos a poner fin al conflicto en Gaza”, señaló.
Uno de los escollos de las negociaciones fue precisamente la presencia de Francia en este órgano de monitoreo. Después de que el Gobierno de Emmanuel Macron se comprometiera a acatar la orden de arresto contra Netanyahu emitida la semana pasada por el Tribunal Penal Internacional, la diplomacia israelí ha luchado por excluir a París de la comisión.
Por su parte, el ministro libanés de Asuntos Exteriores se ha comprometido a desplegar al menos 5.000 tropas tan pronto como se retiren los tanques israelíes del sur del país. También ha invitado a Estados Unidos a desempeñar un papel en la reconstrucción de las infraestructuras destruidas por los ataques israelíes.
Esto contradice el plan de Hezbolá, que la tarde del martes insistió en asumir el desarrollo de las áreas afectadas a través de financiación iraní. “Estamos comprometidos con encargarnos de lo que pase el ‘día después’ [de un armisticio], Hezbolá va a seguir estando después de esta guerra”, aseguró un diputado del partido chií en el Parlamento libanés.
Israel apura la guerra
Mientras el gabinete del primer ministro israelí tomaba la decisión, el Ejército ha apurado los últimos instantes de guerra para golpear Beirut como nunca desde el comienzo de la guerra. Poco después de que empezara la reunión, las Fuerzas de Defensa Israelíes avisaron “a todos los residentes del Líbano” de que bombardearían sucursales del Qard al-Hasan, una asociación de préstamos conocida como ‘el banco de los chiíes’, en toda la geografía libanesa. Luego, el portavoz de las FDI en lengua árabe emitió por primera vez desde que estallara la guerra cuatro órdenes de evacuación simultáneas en cuatro barrios del centro de Beirut.
En el frente de batalla, el Ejército israelí ha conseguido este martes el mayor avance desde que puso en marcha la invasión terrestre del sur del Líbano. Por la mañana, la División 91 llegó al punto más profundo del territorio libanés desde el comienzo de la invasión: el Litani. Desde el año 2000, un soldado israelí no pisaba el margen septentrional de este río, que discurre hasta 30 kilómetros al norte de la frontera. La incursión del martes ha penetrado unos 10 kilómetros en el territorio libanés. Hasta ahora, las tropas israelíes estaban estancadas en el pueblo de Jiam, a unos siete kilómetros de la frontera, donde Hezbolá ofrecía una fuerte resistencia.
Hasta la tarde del martes, una hora antes de que Netanyahu se reuniera con su gabinete de seguridad, el ministro de Defensa, Israel Katz, aprobó que continuaran, por el momento, las operaciones militares en el Líbano, que en los últimos 14 meses han dejado ya más de 3.750 muertos.
Alrededor de las 15:00 locales, el Ejército israelí sorprendió con la que previsiblemente habrá sido su última ronda de ataques a Beirut. Un bombardeo derrumbó un edificio en el centro de la ciudad sin aviso previo, similar a los otros cuatro que Israel ha llevado a cabo en las últimas dos semanas. Media hora más tarde, las Fuerzas de Defensa Israelíes detonaron en hasta 20 edificios del sur de la capital una “ofensiva aérea final” contra Hezbolá. Esta andanada de 120 segundos sumió, parece que por última vez, a la capital libanesa en un ‘cinturón de fuego’.
Israel ya empezó el lunes a apurar las últimas horas de guerra, y descargó su artillería con intensidad sobre los barrios chiíes de Beirut, Tiro —el principal puerto del sur del Líbano— y las ciudades de Nabatiye y Baalbek. Allí, en el lapso de una hora, el Ejército atacó unos 25 objetivos de Hezbolá la tarde del lunes.
El viceportavoz del Parlamento libanés, Elías Bou Saab, acusó entonces a Israel de intensificar sus bombardeos sobre Líbano para presionar al gobierno a hacer concesiones en las negociaciones indirectas de alto el fuego con Hezbolá. Bou Saab declaró el lunes que la presión ha aumentado porque “estamos cerca de la hora decisiva para alcanzar un alto el fuego. Somos optimistas y hay esperanza, pero nada está garantizado con una persona como [el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu]”, dijo entonces en una rueda de prensa.
«¿Nos fiamos de la tregua?»
La aprobación del alto el fuego en un momento en el que la invasión israelí está logrando objetivos en el terreno levanta sospechas entre muchos libaneses. El lunes, un portavoz del Gobierno de Netanyahu aseguró que el armisticio no quitará a Israel la “libertad de operación en el Líbano para actuar en defensa de las amenazas de Hezbolá y permitir que los residentes desplazados regresen sanos y salvos a sus hogares en el norte de Israel”, en referencia a los más de 60.000 residentes del norte de Israel que abandonaron sus pueblos fronterizos durante la guerra.
Tel Aviv confía en que un documento bilateral firmado por Washington mantenga la libertad de operación de Israel para actuar en el Líbano. Este mismo martes, el ministro de Defensa, Israel Katz, dijo que su Gobierno mostrará “tolerancia cero” ante cualquier rearme de Hezbolá tras la firma del acuerdo. “Toda casa en el sur de Líbano que se reconstruya y se establezca como base terrorista será destruida, todo armamento y reagrupamiento terrorista será golpeado, todo intento de contrabando de armas será frustrado y toda amenaza a nuestras fuerzas o a ciudadanos israelíes será destruida inmediatamente”, añadió.
“Pero, ¿qué pasa si esto es una trampa? Israel ha dicho que va a seguir atacando. No quiero otro día como aquel”, dice en referencia al lunes 23 de septiembre, en el que un millón de personas huyó del sur y del este del Líbano e Israel mató a más de 1.500. “¿Nos fiamos de la tregua?”, pregunta con miedo al periodista.