En Bolivia, las cárceles acogen a más de 22 mil privados de libertad y hay unos 1.400 policías destinados a la vigilancia de esa población. Solo El Abra tiene 929 reos y 54 efectivos (27 por turno).
Parecen escenas de películas, pero tuvieron lugar en la realidad. Una de las fugas más llamativas en Cochabamba, Bolivia, es la de José Alain Chura Mosquera. El hombre, de 35 años, escapó de El Abra, penal de máxima seguridad, el viernes 26 de agosto de este 2022. Su método: se escondió dentro de un sofá que él mismo fabricó.
La cárcel es el lugar de donde más difícil es escapar o debería serlo. Sin embargo, hay reclusos que se las ingenian para huir del peso de la ley burlando los protocolos de seguridad y vigilancia y poniendo en la “cuerda floja” a los funcionarios policiales.
La fuga de José Alain fue a plena luz del día, a diferencia de otros casos donde aprovecharon la oscuridad. El preso empleó sus conocimientos en carpintería y fabricó un mueble donde pudiera meterse para escapar del penal. A las 11:19, las cámaras de vigilancia captaron el momento en el que un vehículo cargado de tres sofás salió de la prisión. Un efectivo policial abrió la puerta y la movilidad avanzó hasta desaparecer.
El auto enviado supuestamente por un comprador del juego de living llegó hasta inmediaciones de la empresa de hidrocarburos. José Alain es considerado “muy peligroso”. El 20 de enero de 2020 fue ingresado al penal de máxima seguridad, con detención preventiva, por el delito de asesinato cometido el 19 de julio de 2017, según información proporcionada por el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Cochabamba, Ronald Tapia.
Para Estrella Rocha, directora departamental de Régimen Penitenciario, los funcionarios policiales no siguieron el protocolo de seguridad. “El día viernes no hay visitas. El penal no tiene otro trabajo más que revisar las movilidades que entran y salen”.
Según las investigaciones, José Alain planeó su fuga desde hace un tiempo atrás. El supuesto comprador del juego de living no existe, es decir, el privado de libertad simuló la compra. Por su huida, el chofer del vehículo usado para su salida y una mujer son investigados. Asimismo, algunos reclusos que lo habrían ayudado ya fueron identificados.
REOS SE LAS INGENIAN PARA ESCAPAR
No es el primer caso que se registra en Cochabamba. Otros cinco privados de libertad también lograron salir de penales con trucos impresionantes. Tres lo hicieron antes que José Alain y dos, lograron escapar juntos a los cuatro días, el martes 30 de agosto.
Los amigos Renzo Merino Salomon y Freddy Frontanilla García, de 24 y 21 años, respectivamente, trabajaron juntos para fugarse del penal San Pedro de Sacaba. Los detenidos por violación de infante, niña, niño o adolescente, uno de ellos sentenciado a 15 años de reclusión, aprovecharon la oscuridad.
Al promediar las 03:00, los jóvenes subieron al primer piso del penal, rompieron una malla de protección y usaron una frazada para hace una cuerda y, a través de ella, se deslizaron hasta un lote baldío ubicado en la parte posterior del recinto penitenciario. Y así huyeron del lugar.
Los reclusos dormían en el mismo lugar, un ambiente compartido por reos que no tienen ambientes propios y, antes de caer presos, vivían en Chimoré.
Los otros tres internos, entre ellos un exmilitar, también burlaron las “estrictas” normas de seguridad y vigilancia. El primer caso de este año tuvo lugar el 18 de enero, cuando Juan Carlos Velasco Mamani, sentenciado a cuatro años de prisión por robo agravado, escapó por el techo de la cárcel San Pablo de Quillacollo.
Otros reos aprovechan salidas a audiencias o médicas para burlar a sus custodios. Omar Revollo Encinas, de 37 años, fingió estar enfermo. Ingresó en silla de ruedas al Hospital Viedma de Cochabamba, pero la madrugada del 20 de abril salió caminando del servicio de Emergencias.
El hombre estaba detenido en el penal de San Antonio por violación a una adolescente, de 16 años, ocurrido en 2019.
El tercer caso es de un exmilitar. Rurig River Covarrubias García, sentenciado a 15 años de cárcel por violación a una menor, de 14 años, en Yacuiba, burló el 28 de junio a un custodio de la carceleta San Pedro de Arani, donde estaba cumpliendo su condena.
Según los informes, Rurig River se ganó la confianza del funcionario policial y consiguió que lo saque del penal “sin orden judicial”. Estaban en un mercado cuando el exmilitar pidió ir al baño, pero no salió más y tampoco fue hallado dentro.
El sentenciado también fue vinculado a otros casos de relevancia en el país. Fue investigado por el asesinato de un hincha del Club Wilstermann, identificado como Nicolás Salcedo, ocurrido en la Terminal de Buses en mayo de 2017. Un año después, con la intervención de la Defensoría del Pueblo de Cochabamba, dirigida entonces por Nelson Cox, consiguió el sobreseimiento judicial y su liberación argumentando que fue detenido “injustamente”.
Durante el gobierno de Jeanine Áñez fue acusado de haber ayudado a salir del país a Noemí, presunta pareja sentimental del expresidente Evo Morales.
Según el Comando General del Ejército, Covarrubias fue dado de baja en 2015 “por atentar contra el honor y la dignidad de las Fuerzas Armadas del Estado”, dice el comunicado de prensa socializado en septiembre de 2020.
Por todos los casos, la Policía activó el Plan Z a fin de dar con el paradero de los prófugos, a quienes también se les inicia proceso por evasión. Tres de los seis reos que fugaron este año de prisiones de Cochabamba fueron recapturados. Se trata de Juan Carlos Velasco, de 23 años, quien fue encontrado en la casa de sus padres en el pueblo de Kami, el mismo día que salió de la cárcel de Quillacollo, y los amigos Renzo Merino y Freddy Frontanilla, quienes fueron atrapados este sábado, tras cuatro días de búsqueda.
Los policías que hacen la vigilancia o custodia también están siendo investigados.
30 HORAS DE LIBERTAD
La fuga de Emerson Michael da Silva Benjamín y André Luis Xavier da Rocha, de 22 y 38 años, fue otra de película. El 14 de junio de este año, los brasileños detenidos por el asesinato de un empresario, lograron salir por 30 horas del PC-7 del penal de Pamasola, Santa Cruz, considerado el más seguro del país.
Los privados de libertad usaron una soga, sábanas y escalera para escapar del penal. Según información policial, los brasileños forzaron una rejilla que divide dos muros y subiéndose a una escalera usada para la limpieza del tanque de agua superaron el primer control. Del exterior, les lanzaron cuerdas con las que escalaron el muro y luego descendieron al otro lado. Un vehículo estaba esperándolos, pero ese motorizado fue “clave” para su captura. Los investigadores revisaron cámaras de vigilancia para trazar las rutas que tomaron e identificaron la zona donde estaban ocultos.
Al día siguiente, la Policía recapturó a los sicarios en medio de un tiroteo en una zona céntrica de Santa Cruz. Los detenidos fueron enviados a distintas cárceles, pero de máxima seguridad. Da Silva se encuentra en El Abra de Cochabamba, mientras Da Rocha en Chonchocoro de La Paz.
Su fuga le costó la libertad a una mujer. La pareja de uno de los reclusos fue enviada a Palmasola por presuntamente haberlos ayudado a escapar del penal.
ESCANDALOSA FUGA
Una de las fugas más recordadas es la ocurrida en septiembre de 2005, cuando 27 privados de libertad se enfrentaron a tiros con policías que custodiaban Palmasola. Los presos aprovecharon el ingreso de un camión de ladrillos. Tomaron de rehén a una policía y subieron al vehículo para escapar a toda velocidad. En ese recorrido, se encontraron con una movilidad de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), donde trasladaban a detenidos. Los reos se apoderaron también de esa vagoneta y huyeron del lugar.
La “corrupción” y el “ingenio” de los presos han sido la fórmula detrás de las fugas de las cárceles. Unos 37 policías son investigados por la huida de reos de diferentes penales del país por presunto favorecimiento. Se les sigue procesos disciplinarios y penales, confirmó en junio pasado el director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias.
Tras los últimos casos registrados, Limpias dijo que implementarán tecnología, reforzarán el personal en los penales, entre otras acciones que permitan un mejor control y, de esa manera, evitar fugas e impunidad.
Las cárceles de toda Bolivia acogen a más de 22 mil privados de libertad y hay unos 1.400 policías destinados a la vigilancia de ese sector, según el director nacional de Seguridad de Régimen Penitenciario, Hernán Romero.
250 policías custodian a detenidos en casa
Tras las últimas tres fugas de reos, el comandante de la Policía de Cochabamba, Erick Holguín, informó que más de 250 efectivos custodian a procesados, con detención domiciliaria, en el departamento. Para el jefe policial, esta medida, sumada al reducido personal policial, “distrae” siendo que esos servidores podrían estar velando por la seguridad en las cárceles o en las calles.
“Un privado con esa medida (de detención domiciliaria) debilita la seguridad de nuestras cárceles porque distrae mínimamente a dos efectivos policiales por turno (…). Estamos descuidando la seguridad en recintos y seguridad ciudadana porque nos vemos obligados a designar personal que estaba en funciones de patrullaje a cumplir tareas de resguardo de personas en domicilios particulares”, observó.
Ante esa situación, Holguín dijo que enviaron varias cartas al Tribunal de Justicia para modificar las medidas sustitutivas a la detención preventiva.
SENTENCIADOS LIBRES
Al menos dos casos generaron fuertes críticas en redes sociales y preocupación en las víctimas. Uno de los casos llamativos es el de Jhasmani Torrico, conocido como el “abogado del diablo”, a quien un Tribunal de Quillacollo le otorgó detención domiciliaria, pese a que en febrero de 2021 le dieron sentencia de seis años y seis meses por los delitos de secuestro y lesiones en el “caso mecánico”.
Torrico tiene un custodio policial que lo sigue a todas partes. Hace unas semanas, el “abogado del diablo” llegó en una limusina al Juzgado de Sacaba porque ahora consiguió autorización para trabajar.
Otro sentenciado que permanece en su hogar es Félix Peña, conocido como el Choko Burguer. El hombre fue sentenciado a 30 años de presidio, sin derecho a indulto, por el feminicidio de su esposa Janett Jhoselin Aguilar, quien fue asesinada en marzo de 2018. A finales de 2020, Peña fue sentenciado, pero tiene detención domiciliaria. También es vigilado por un efectivo policial.
Los condenados cambiaron la cárcel por su casa debido a que sus sentencias aún no han sido ejecutoriadas.