La inteligencia artificial (IA) se pone al servicio de los bosques con algoritmos para hacer predicciones sobre aparición de conatos de incendios o de plagas y enfermedades forestales, predecir la cantidad de carbono o de madera que puede haber en un bosque y para tener más datos que permitan tomar mejores decisiones.
“Con la inteligencia artificial se abre todo un mundo de oportunidades”, declaró el catedrático e investigador español Felipe Bravo a los periodistas minutos antes de inaugurar la Conferencia Inteligencia Artificial y Gestión de Ecosistemas que se celebra hasta el próximo viernes en Palencia (norte de España).
La reunión concitó el interés de un centenar de científicos procedentes de los cinco continentes, atraídos por “la calidad científica” de la Universidad española de Valladolid en el ámbito agrario y forestal, y durante cuatro días “conectará” a investigadores, que desde diferentes perspectivas están trabajando en la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) a los diferentes ecosistemas.
Como detalló Bravo, que dirige la Cátedra Smart Global Systems que se imparte en el campus de la Universidad de Valladolid, el uso de algoritmos, la IA y de los datos permitirá que cada vez sea más fácil y preciso detectar con antelación la aparición de plagas y de enfermedades forestales o posibles incendios.
También para estudiar la dinámica potencial de los bosques y conocer con anticipación el carbono que se puede fijar con la producción de madera o de otros productos, o para identificar maderas de especies forestales y evitar así el tráfico ilegal de especies protegidas.
La IA en la productividad de los bosques
Por ejemplo, el Doctor en Ciencias de Computación Spiros Michalakopoulus está aplicando sus conocimientos en computación al mundo forestal y desarrolla nuevas técnicas para mejorar la productividad de los bosques a través del uso de algoritmos y la IA “que nos ayudan a detectar plantas enfermas o calcular la productividad de la madera”, como explicó a EFE.
La utilización de algoritmos de aprendizaje automática aplicada a la clasificación de la madera centra las investigaciones de la argentina Eleana Spavento, que evaluó cómo estos algoritmos pueden mejorar la clasificación de la madera, que actualmente se hace de forma visual, para mejorar el proceso.
“El uso de algoritmos mejora la evaluación de la madera y permite ver cómo es de buena esa madera en cuanto a resistencia, que es lo que nos interesa”, detalló a EFE.
Se trata de una aplicación que aún no está en el mercado, ya que todavía falta ver cómo implementarla, pero sin duda “servirá para mejorar la asignación que se hace con la clasificación visual”, apuntó Spavento.
De hecho, como precisó Felipe Bravo, durante este congreso se van a compartir muchas herramientas cuya utilidad está demostrada pero que todavía tienen que “aterrizar” para integrarse en el día a día de los gestores.
Desarrollo de tecnologías no es amenaza para las personas
“Una cosa es lo que se puede hacer y otra es cómo va a impactar en el empleo”, indicó señalando que será necesario “reequilibrar” el empleo y formar a las personas en el uso de estas nuevas tecnologías que, como comentó “no van a sustituir a las personas, aunque sí habrá que acometer el reto de añadir el valor que las máquinas no van a poder dar”.
“La tecnología siempre ha cambiado las reglas del juego, pero no por eso desaparecen las personas”, continuó Bravo reconociendo “la expectación” que despierta la IA, “un mundo que por otra parte no es nada nuevo, puesto que las matemáticas que están por debajo llevan décadas usándose”.