“Pueden pasar años hasta que esa persona se anime a hablar y decir: ‘esto me pasó y me sigue afectando hasta el día de hoy en mi vida’, ‘de esto yo fui víctima’. Y hay personas que nunca lo van a poder contar por lo que ha significado en sus vidas, por la forma en la que las puede afectar en sus vidas y posiblemente mueran sin que nadie, ni de su familia, ni de la sociedad sepa; que también eso sucede con esta cadena de impunidad para que estos violadores luego sigan predicando amor, guía espiritual, sigan educando por un lado y otro”, afirmó Prada.
Por ejemplo, el jesuita Alfonso Pedrajas, quien dejó escrito un insólito testimonio de las al menos 85 violaciones que cometió, la mayoría, en el Colegio Juan XXII de Cochabamba, fue enviado por la orden a trabajar como obrero a las minas de Oruro, al oeste de Bolivia, junto al lago Uru Uru, cuando se conocieron las denuncias en su contra.
“Me escribió una carta desde allí, culpándome de que lo habían enviado a las minas porque lo conté todo. Pero yo no lo hice, no sé quién pudo ser”, relató Roberto Peña a El País, diario español que publicó el 30 de abril un amplio reportaje sobre los delitos de Pedrajas titulado: “Diario de un cura pederasta: ‘Hice daño a demasiados’”.
El periodista Julio Núñez, de El País de España, reconstruyó su historia a partir del diario de más de 300 páginas que dejó, testimonios de las víctimas y la declaración de uno de los jesuitas que conocía los delitos de Pedrajas, su confesor el catalán Marcos Recolons.
Amparado en que fue una confesión, Recolons respondido al medio español: “no puedo decir absolutamente nada. Lo siento mucho”.
Sin embargo, Recolons no era el único que sabía de estos ilícitos. De acuerdo con la Asociación de ex Alumnos del Colegio Juan XXIII (ASIAJ23), los directivos del establecimiento, que son designados por la Compañía de Jesús, se negaron en 2022 a investigar las denuncias de pederastia cometidos por Pedrajas a pesar de “conocer del asunto”.
La propia Compañía de Jesús admitió de manera clara su omisión: “en el pasado no supimos atender tu dolor”.
Para investigar estos actos y sancionar a los responsables y encubridores, el Gobierno nacional presentó al Legislativo un anteproyecto de ley que entre sus objetivos busca que los delitos sexuales cometidos contra niñas, niños adolescentes no prescriban.
Además, la iniciativa propone la conformación de una “Comisión de la verdad” para investigar los hechos y garantizar justicia y reparación a las víctimas.
Prada enfatizó que esto delitos “aberrantes” tienen que investigarse sin la protección de ninguna institución, llamó a “cerrar filas para precautelar el derecho de la niñez” y cuestionó que algunos actores pretendan “minimizar” estos ilícitos.
Reafirmó su objeción a que se envíe al país a sacerdotes con procesos y denuncias de violación y afirmó que eso “no vamos a permitir” porque “se tiene que sentar un precedente, se tiene que reencausar las cosas”.
“Se tiene que saber que cualquier agresor, violador no va tener cabida en una sociedad que tiene que precautelar fundamentalmente por los derechos de nuestra niñez. Las agresiones sexuales, lamentablemente, no se agotan nunca en el momento de la comisión del hecho delictivo, subsisten. Quienes cometen estos delitos y estas aberraciones arruinan las vidas de las personas”, lamentó la ministra
Si bien Pedrajas ya falleció en 2009, Prada afirmó que “hubo cómplices, que sabiendo lo que estaba sucediendo, que sabiendo del daño irreversible que se le estaba haciendo a niñas y niños, no solo que los silenciaron, sino que generaron todo este manto de impunidad, todo este manto de encubrimiento, supuestamente al amparo de precautelar la institucionalidad religiosa, para que no se vea dañada”.
La ministra criticó ese comportamiento y afirmó que “una iglesia que busca sustentarse en pilares de impunidad está condenada a desaparecer”.