La entrada de la festividad de la Virgen de Urkupiña volvió a lucir sus mejore gales con una demostración de fe, devoción y folklore que colmó las calles de la ciudad de Quillacollo.
Bailarines de 58 fraternidades acompañados de carros alegóricos y sus respectivas bandas de música recorrieron los cuatro kilómetros y medio de la ruta, hasta llegar al atrio de la iglesia de San Ildefonso, pero esta vez no pudieron ingresar al interior.
A su paso los danzantes arrancaron aplausos de la gente que se apostó a lo largo de la ruta, para observar las coreografías de las diferentes danzas folklóricas de nuestro país.