Informes oficiales desde el país vecino dan cuenta que cada día bandas delincuenciales roban entre tres a cinco camionetas, para luego internarlas en el mercado boliviano por el desierto de Calama.
El año pasado fueron robados 44.184 vehículos en Chile, de ese grupo al menos el 15% (son 6.627) han sido hurtados en Calama, Iquique, Arica, Antofagasta y Tarapacá, que están en el norte chileno, desde donde “fueron internados a Bolivia a través de pasos informales (senderos ilegales). Son al menos 6.000, pero creemos que el número es bastante mayor”, alertó Donoso, gerente general de Econorent, una empresa que alquila motorizados en esa zona.
En Bolivia, Rubén Ferrufino, presidente de la Asociación Nacional de Propietarios de Autos Indocumentados, confirmó que en el país hay al menos 500 mil autos chutos o sin placas, en ese grupo se descubrió que también existen algunos coches robados en Chile.
El 11 de mayo, la presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia (ANB), Karina Serrudo, responsabilizó a Chile por no cuidar los vehículos de sus ciudadanos.
“La mayor cantidad de vehículos que vienen a Bolivia son de Chile y esto es porque en Chile existe este tipo de robos al interior de su país (…), luego ingresan a Bolivia y es responsabilidad de cada país cuidar sus límites y cuidar la propiedad de sus ciudadanos”, afirmó Serrudo.
En marzo, el presidente Luis Arce regaló un vehículo a la Confederación Nacional de Markas y Ayllus del Kollasuyo, luego se confirmó que el coche había sido denunciado como robado en Chile. Un mes después, el 18 de abril, el diputado de Comunidad Ciudadana Adrián Vega denunció que el Movimiento Al Socialismo obsequió 12 autos sin placas a organizaciones sociales en Tarija.
Crece el robo en Chile
Según datos del Sistema Táctico de Operación Policial de Chile, en 2022 se produjeron 44.814 robos de vehículos en ese país. Mientras que hasta la primera semana de junio de 2023 ya se habían producido 17.105 robos de autos en tierras chilenas.
Y como se dijo, el 15% de esos 44.184 de 2022, es decir más de 6.000 circularían en Bolivia.
“En la Macrozona Norte (Arica, Iquique, Antofagasta, Calama y Tarapacá) tenemos entre tres, cuatro y cinco robos diarios de vehículos”, confirma a Página Siete el diputado chileno Videla, del Partido Liberal.
Informes de la Policía chilena dan cuenta, además, que “sólo en la Región de Antofagasta durante 2022 se registraron 2.371 robos de vehículos, en consecuencia, en Antofagasta hay en promedio seis robos de vehículos por día”.
La otra región vulnerable a este tipo de delitos es Calama, porque desde esa región desértica es más fácil llegar a la frontera boliviana.
“En Calama es posible que se roben el triple de autos que en Antofagasta”, alerta Donoso.
Existen dos modus operandi
Calama, antiguo territorio boliviano, no solo es uno de los principales centros mineros de cobre en Chile, sino es también una de las zonas más golpeadas por el robo de vehículos.
Allí en los centros mineros y en la ciudad los delincuentes apelan a dos modus operandi para hurtar motorizados, particularmente los Toyota Hilux y el Mitsubishi Katana L200.
La primera estrategia consiste en que los ladrones identifican vehículos estacionados y ayudados por alta tecnología inhiben o neutralizan los sistema de seguridad electrónicos vulnerando el GPS y los sistemas de corte de inyección de combustible para luego llevarse el coche.
El segundo es más violento y se conoce como “El portonazo”, una estrategia donde los maleantes asaltan a mano armada, aprovechando un semáforo o ingresando incluso a las casas de sus víctimas.
“Se acercan tres o cuatro tipos armados, amenazando y golpeando para robarse la camioneta”, describe Donoso.
Se reportó que bandas delincuenciales llegaron a un campamento minero para robar varias camionetas. “Los grupos están conformados por venezolanos y colombianos, fundamentalmente”, asegura Donoso, cuya empresa tras un robo debe reponer a la minera los coches.
Luna llena y narcotráfico
Mientras unos desarman los vehículos en partes para venderlos como repuestos y otros estafan a incautos vendiéndoles a bajos precios, la mayoría los traslada por senderos ilegales hasta la frontera con Bolivia.
“Aprovechan la luz de la luna llena, van por el desierto con los faroles apagados, avanzan por pasos ilegales y luego llegan a la frontera (boliviana) donde se produce el intercambio”, complementa Donoso.
En muchos casos el coche es usado como “moneda de cambio”. “Son bandas relacionadas al narcotráfico y las camionetas son un medio de pago para conseguir droga”, reafirma Donoso.
Una vez en Bolivia, otros las comercializan en ferias clandestinas, como las de Pampa Colorada, en Potosí; Ch’allapata, Patacamaya, La Asunta, el Chapare y Santa Cruz, entre otras.
Este año, Ferrufino, presidente de los chuteros en Bolivia, anunció que pedirán a la ALP la nacionalización de los autos chutos. Desde Chile, Donoso dice que si eso se confirma, “esa legalización” puede incentivar a que la ola de “robos de vehículos en Chile se dispare”.