En Perú no controlan la venta de gas boliviano

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Las garrafas y bidones de gasolina y diésel de YPFB son ofrecidos libremente en mercados públicos del sur peruano

El contrabando es de ida y vuelta, de diversas dimensiones y de todo tipo de mercadería. Las mafias actúan en ambos lados y con distintos tipos de metodología. El comercio ilegal, de ida a Perú, tiene al menos cuatro rutas que incluso se inicia en Iquique (Chile) con la carga de electrodomésticos, telas chinas, teléfonos celulares y ropa usada. Por lo general la primera ruta pasa por Puerto Acosta, una población del departamento de La Paz.

En ese límite, los contrabandistas crearon la comunidad Virupaya. En este poblado se realizan ferias (martes y viernes) con el fin de introducir mercadería ilegal hacia el lado peruano. Por lo general, se lleva gas natural en garrafas, gasolina y diésel en bidones, ropa usada, juguetes de plástico, telas chinas, cigarrillos y bebidas alcohólicas.

Primero pasa la ‘liebre’, un vehículo pequeño que verifica si hay control policial. Si el camino está expedito, la caravana de camiones, llamada ‘culebra’, pasa la vía del delito, que se inicia en Tilali —frontera con Bolivia— y pasa por las poblaciones peruanas de Conima, Moho, Huancané hasta llegar a Juliaca, el principal centro urbano de acopio del cargamento ilícito.

En Puno, la Fiscalía dijo que los contrabandistas están armados y tienen equipos satelitales y que no actúan cuando hay días de ferias, esto para evitar el control. Además, operan por las noches y madrugadas.

Distrito de Moho

Moho es un distrito peruano cerca de la frontera con Bolivia, en el norte del lago Titicaca. Sus calles son pequeñas y reciben a los camiones de alto tonelaje que llegan con carga de contrabando. Los motorizados hacen una últi ma parada en este poblado, para luego pasar hacia Juliaca.

La mercancía, según la Fiscalía de Puno, llega por la noche. Luego pasa por Huancané y se desvía para no ingresar al puente Ramis, vía que lleva directo a la ciudad de Juliaca. La desviación es por un pequeño camino de tierra y aumenta el recorrido por unas dos horas más. Es más seguro para los contrabandistas.

El coronel peruano Jaime Guillén Quequezana, quien fue comandante de la Región Policial de Puno y ahora trabaja en la región de Tacna, ve al contrabando como uno de los delitos que más azota la región del sur peruano y también del lado boliviano. El oficial explicó que existen acuerdos bilaterales para realizar operativos conjuntos, pero lamenta que no sean de manera periódica.

Juliaca se convirtió en el centro de operaciones de las mafias de contrabando. Estos grupos siguen operando a pesar de los conflictos en el vecino país. Al mercado Túpac Amaru de esa ciudad llegan los productos bolivianos y son vendidos en el mismo centro de abasto. Ahí se puede evidenciar garrafas de gas con el sello de Ya cimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Dentro del mercado se ofertan polleras, telas, juguetes, zapatillas y ropa deportiva, entre otros productos. También hay bidones llenos de gasolina y diésel. Estos productos son requeridos por transportistas del vecino país, pero más son aprovechados por quienes desarrollan la minería ilegal en la región de Puno.


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