El riesgo de esta condición aumenta con los golpes en la cabeza

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Tener impactos físicos repetidos, caídas o exposición a ondas puede originar la aparición de un péptido que genera daño cerebral.

Traumas craneales repetitivos aumentan riesgo de padecimiento neurológico, según estudios; evidencia la relación entre estas lesiones y problemas neurodegenerativos graves. Nueva investigación muestra posible vínculo con enfermedad de Alzheimer e incluso sugiere que podría provocar su aparición en cerebros aparentemente sanos y jóvenes.

Dicen que esto ocurre porque los golpes pueden acumular una molécula asociada al avance de enfermedades neurodegenerativas y deterioro cognitivo, como sucede en el Alzheimer.

Más golpes en la cabeza podrían llevar a Alzheimer

Un estudio reciente publicado en Radiology, la revista de la Sociedad Radiológica de Norteamérica, descubrió que los cerebros sanos expuestos a lesiones craneoencefálicas podrían ser factores de riesgo para el deterioro cognitivo y el Alzheimer. Se analizaron los cerebros de nueve militares expuestos a explosiones o disparos de armas. Se compararon con un grupo control civil y se encontró que los militares tenían una acumulación significativa de proteína beta-amiloide en el cerebro, un proceso asociado al Alzheimer.

Los traumatismos aumentan la beta-amiloide

En los escaneos cerebrales de los 18 participantes del estudio (con una edad promedio de 30 años), se descubrió que casi la mitad (6 de los 9 militares expuestos a explosiones) tenían acumulación de beta-amiloide en áreas cerebrales relacionadas con el Alzheimer. Aunque estos resultados variaron entre los 6 participantes afectados, según los investigadores:

  • Tres de ellos tenían solo una región cerebral con mayor acumulación de beta-amiloide.
  • Dos de los militares tenían dos regiones afectadas por la acumulación de esta molécula.
  • Uno de ellos tenía tres regiones que habían sido afectadas.

Asimismo, aquellos que participaron como civiles o grupo control no presentaron una acumulación anómala de beta-amiloide en el cerebro. Por consiguiente, los especialistas estiman que daños cerebrales recurrentes y graves podrían desempeñar un papel en la aparición del Alzheimer en individuos jóvenes y saludables.

Aún se necesita más investigación

Los expertos señalan que la rareza (y la preocupación) de estos descubrimientos radica en que las acumulaciones de beta-amiloide (y la molécula en sí) asociadas con el Alzheimer normalmente no se encuentran en los cerebros de pacientes jóvenes.

Según los resultados del estudio, los científicos sugieren la necesidad de seguir llevando a cabo pruebas e investigaciones para determinar con precisión cómo las lesiones cerebrales traumáticas afectan la frecuencia y gravedad de los cambios amiloides en el cerebro y el deterioro cognitivo.

Además, proponen que una herramienta no invasiva de escaneo cerebral conocida como tomografía por emisión de positrones (PET) podría ser útil para detectar cualquier riesgo de deterioro cognitivo en las primeras etapas en personas que trabajan en profesiones con riesgo de lesiones cerebrales traumáticas (como impactos en la cabeza).


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