El París Saint Germain se proclamó este sábado campeón de la Liga 1 francesa, con una jornada de antelación, por undécima vez en su historia y por quinta ocasión en las últimas seis temporadas, al empatar 1-1 con el Estrasburgo con un gol de Lionel Messi en el minuto 58 del encuentro nivelado para su rival por Kevin Gameiro en el 79.
En un partido de bajo ritmo, sin exigirse en exceso, el campeón del mundo argentino recibió un pase de Kylian Mbappe, controló dentro del área y marcó el 0-1 al borde de la hora.
Después, Gameiro aprovechó un rechace de Donnarumma tras un tiro de Morgan Sanson para establecer el empate, que salva matemáticamente a su equipo.
En el minuto 58, en una de las contadas apariciones en el área del equipo parisino, en una de las esporádicas conexiones entre el fenómeno francés y el campeón del mundo argentino, el PSG ganó (le habría bastado el empate) y aligeró el peso de la decepción, indudable tal y como ha sido su temporada. Probablemente, el último servicio de Messi, cuyo futuro apunta lejos del Parque de los Príncipes. Su decimosexto gol de la campaña.
El París Saint Germain
Suficiente para ser campeón. Le valía el empate. Por eso, el empate Kevin Gameiro en tres minutos sobre el campo -entró en el 76 y marcó en el 79, tras un rechace de Donnarumma a un tiro de Sanson- tampoco provocó ningún nervio en el conjunto parisino. Ni tampoco una ofensiva. Ninguna inquietud, consciente de que su triunfo final era una cuestión de tiempo.
Incompetente en esta edición de la Liga de Campeones, fuera de la Copa en Francia y líder durante toda la competición liguera en su país, pero sin la condición incontestable que se presupone a la diferencia de sus rutilantes estrellas, su aparente equipo y su inalcanzable presupuesto, el título -el undécimo de su historia en la liga francesa, el quinto en los últimos seis ejercicios- era una obligación para él.