Existe molestia en los pobladores de localidades peruanas y bolivianas por el paso de camiones de alto tonelaje por las noches. Los conflictos en la región de Puno continúan y eso obliga a que las mafias de contrabando busquen otras vías
n 30 puntos ilegales por donde el contrabando ingresaba todos los días desde Perú a Bolivia. Hoy esa cifra se redujo por los conflictos sociales en el vecino país y las mafias decidieron trasladar sus operaciones entre el norte del lago Titicaca y la frontera amazónica. Uno de los pasos más utilizados ahora es la vía entre Moho, en Perú, y Puerto Acosta, en el departamento de La Paz.
La región de Puno, al sur de Perú, mantiene sus protestas contra el gobierno de Dina Boluarte, presidenta peruana. En esta zona los puntos ilegales por donde pasa el contrabando iban creciendo de acuerdo a la demanda en Bolivia. Las autoridades policiales identificaron 30 pasos ilícitos antes de los conflictos. Una mayoría pasaban por Desaguadero, localidad binacional que ahora cerró el cruce por las protestas.
Ante ese panorama, en la Fiscalía de Puno identificaron que las mafias de contrabando decidieron trasladar sus operaciones a zonas con menos población para evitar controles. Es por eso que ahora esa mercancía pasa a Bolivia desde el norte del lago Ti ticaca y también -pero en menor cantidad- de localidades amazó nicas, como Puerto Maldonado.
Moho es un distrito peruano cerca de la frontera con Bolivia, en el norte del lago Titicaca. Sus calles son pequeñas y en casi todas las cuadras están parqueados los camiones que llegaron desde Juliaca para pasar a suelo boliviano. Este poblado también es conocido por ser un paso obligatorio de la droga peruana hacia el lado boliviano, pero también porque la mercadería procedente de Bolivia -en su mayoría garrafas y combustibles- pasa por esas estrechas calles de la localidad peruana.
Ahora, los ciudadanos de los distritos de Huancané y Moho expresaron su malestar porque a diario decenas de vehículos se trasladan hasta la zona de frontera con Bolivia, a fin de transporta productos de contrabando, malogrando las carreteras y provocando rajaduras en las viviendas.
Toda esa operación se la ejecuta por las noches. Álvaro Apaza, dirigente de Moho, denunció que en un fin de semana pasan cerca de 500 camiones de alto tonelaje hacia el lado boliviano. El ciudadano peruano amenazó con quemar los vehículos y cerrar el paso si es que las autoridades no actúan.
“Están dañando nuestras carreteras, nuestras viviendas. Pasan durante toda la noche, a cada rato, meten ruido e incluso algunos se quedan a descansar en Moho. Esto no era así antes, esto pasa por los conflictos, ya que en Desaguadero está todo cerrado y decidieron venir por acá”, relató Apaza a un medio local.
Por la noche
Estos motorizados se pierden en la noche y también en la polvareda que levantan por el paso fugaz. Apagan sus luces de rato en rato y siguen por las comunidades que cercan el camino mal mantenido. En poco tiempo estarán en el límite con Bolivia y de inmediato pasarán su carga hasta la ciudad de El Alto en otros vehículos.
Los motorizados -según la Fiscalía de Puno- llegan a la localidad de Virupaya, en plena frontera con Bolivia y donde funciona una feria impenetrable. Este poblado fue creado por los mismos contrabandistas para desarrollar en esa zona una feria como pantalla para intercambiar productos de manera ilegal.
Entre Moho y Puerto Acosta la distancia es de 25 kilómetros. Es en Puerto Acosta donde hay con trol migratorio y aduanero, aun que es muy precario y no atiende por las noches.
En Virupaya, los clanes mafiosos, según la Policía de Perú, construyeron al menos diez in muebles con apariencia de viviendas familiares antes de los conflictos. Ahora son unas 20 casas, pero en realidad son almacenes que sirven para guardar la mercadería que no lograron subir a los motorizados: en estas viviendas hay artefactos, ropa, rollos de plásticos y telas. Esta carga, por lo general, llega desde el sur de Perú.
Por las calles de Puerto Acosta pasan los delitos silenciosamente. El municipio, ubicado en el departamento de La Paz, está a pocos metros de la frontera con Perú y el escaso control es un atractivo para las mafias transnacionales. Por esas rutas el contrabando domina la región. El narcotráfico tiene también su espacio tras arribar desde la selva peruana a puertos artesanales del lago Titicaca. La trata y tráfico de personas es re currente, ya que el único puesto migratorio permanece cerrado durante varios días.
La Aduana Nacional cumple una labor casi solitaria en el lugar. Su oficina está en el peaje y al frente de la precaria casa donde funciona Migración. Es un trabajo titánico. En la zona hay tres ferias de contrabando. La más grande es la de Virupaya, un punto impenetrable para extraños, incluso para funcionarios de la Aduana y uniformados policiales y militares.
Puerto Acosta está aproximadamente a 215 kilómetros al norte de la ciudad de La Paz. En esa zona, toneladas de productos son transbordados desde camiones a minibuses, que después inician su recorrido hacia la ciudad peruana de Juliaca. De este distrito se manda el cargamento ilícito a otras ciudades, como Arequipa, Ilo, Moquegua e incluso Lima.
Bolivia y Perú comparten 1.047 kilómetros de frontera. Gran parte de los límites están en el lago Titicaca. Ese borde lacustre es utilizado por diferentes mafias para ejecutar todo tipo de delitos, en especial el contrabando de mercaderías ilegales, el tráfico de drogas y la trata de personas, sobre todo mujeres bolivianas para explotarlas sexualmente en distritos mineros de ese país.
En esta zona existe flujo de personas por ser un punto fronterizo. Se utiliza una especie de salvoconducto entre municipios de ambos países para el ingreso y salida libre de sus habitantes. Sin embargo, nadie controla que los beneficiarios porten ese documento binacional.