El proyecto tiene como objetivo repoblar el resto del país.
Si bien Japón es un país reconocido por su gran cantidad de población, uno de los principales problemas que tiene es que la mayor parte de las personas viven en las zonas aledañas a Tokio, la ciudad más grande del mundo. Ahora, el gobierno intenta remediar esta situación al ofrecer un millón de yenes por hijo, el equivalente a 7500 dólares, para las personas que se muden de la urbe a los pueblos.
La idea de Japón es que, a pesar de que hubo un declive en la cantidad de ciudadanos en Tokio, por primera vez en la historia, hace falta realizar un mejor trabajo para repoblar diferentes pueblos y regiones que son afectadas de manera importante por las personas cada vez más ancianas y una migración constante de los más jóvenes a las grandes concentraciones.
Este plan realizado por la nación asiática tiene algunos peros, especialmente referidos al tiempo que deben vivir en esos lugares. De acuerdo con la información compartida por medios locales, quienes reciban el bono deberán residir al menos 5 años y uno de los miembros del hogar tendrá que trabajar o abrir un negocio en su zona, o en su defecto continuar con trabajo remoto. En caso de que no se cumpla, la familia deberá devolver el dinero al gobierno de Japón.
El proyecto es un trabajo en conjunto entre el poder central del “país del sol naciente” y las diferentes municipalidades que esperan poder revitalizar su economía mediante la inyección de personas en sus fronteras. Alrededor de 1.300 de estas se unieron al proyecto, lo que reúne un 80% del total en todo el archipiélago.
El efecto en los pueblos
La redistribución de la población de Tokio al resto de Japón es vital para el futuro de la nación asiática debido a que la falta de jóvenes complica mucho el desarrollo económico de distintos sectores como el campo.
Durante una presentación en el 2019, el gobierno presentó un alarmante número donde proyectaron que para el 2025 630 mil locales cerrarían sus puertas por la edad de sus dueños, lo que le costaría 165 mil millones de yenes a la economía y terminaría con al menos 6.5 millones de trabajos.
