El Canal de Panamá, víctima de la sequía y las inundaciones por el cambio climático

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El Canal de Panamá, una de las rutas comerciales marítimas más importantes del mundo, padece el impacto del cambio climático.  Los buques comerciales se enfrentan a largas colas y retrasos para atravesar el Canal debido a una prolongada sequía en el país centroamericano agravada por el fenómeno del Niño.

Bordeado al oeste por el océano Pacífico y al este por el mar Caribe, y atravesado de sur a norte por un canal donde transita el 6% del comercio marítimo mundial, Panamá depende esencialmente del agua. La crisis climática se ensaña con el líquido precioso. Lluvias diluvianas o sequías extremas traen nefastos impactos para la economía y la vida del país.

“El cambio climático definitivamente llegó para quedarse, estamos viendo eventos cada vez más continuos, más extensos, y más intensos también en su efecto. Este año estamos viendo un pronóstico del Niño, que es de escasez de lluvia, que ya inició realmente y se va a conectar con la próxima estación seca. Vamos a tener un Niño mucho más extremo e intenso que lo que hemos tenido en años anteriores”, explicó a RFI Oscar Vallarino, biólogo marino que trabajó durante 20 años en el Canal de Panamá.

“¿Por qué? -prosigue-. En estos momentos estamos supuestamente en época de lluvias, que es cuando el canal aprovecha para llenar los lagosm para tenerlos a su máximo nivel operativo. Es de 27 metros en el lago Gatún, que es por donde transitan los buques en diciembre. Así, cuando comienza la temporada seca en enero, los lagos están llenos y se pueden administrar y pasar la temporada seca sin tener que hacer restricción de calado”.

La actual situación ha llevado a los gestores del Canal de Panamá a reformular la logística para adecuarse a la escasez de agua: “En este momento el canal está tomando varias medidas para poder lograr optimizar y ahorrar agua. Han reducido el número de buques que transitan por el canal, lo han bajado a 32 buques por día”.

Además, deberán portar menos carga para facilitar la flotabilidad: “Eso además dando una restricción de calado. Entonces los buques que vienen ahora posiblemente no pueden pasar totalmente cargados y tienen que descargar y mandar esos contenedores por tren o por camiones”, continúa Vallarino, quien advierte de que en con las actuales condiciones, las medidas deberían mantenerse unos 10 meses.

El exceso de agua también causa problemas

Más del 50% de agua potable que consumen los panameños viene de las aguas crudas de los lagos que administra y opera el Canal. Las lluvias extremas e inundaciones, consecuencia del cambio climático, terminan por dejar sin agua potable al país, tal como ocurrió en 2010.

“Llegó el momento que el Canal tuvo que abrir todas las compuertas de los embalses para dejar que el agua fluyera hacia el mar, porque seguía lloviendo y no había ya forma de seguir embalsando esa enorme cantidad de agua”, aclara nuestro invitado.

“Como hubo extensas lluvias, ocurrió lo opuesto, el lago Alajuela se llenó de turbiedad porque la lluvia produjo muchos sedimentos de los lados del lago. Se requirieron varios días antes de que se pudieran bajar los niveles de turbiedad en la potabilizadora de Chilibre para dar agua potable. Hubo mucha restricción de agua potable en las ciudades”

“El cambio climático afecta en ambas vías. Si hay mucha agua, no es bueno y si hay escasez de agua tampoco lo es”, concluye.

La autoridad del Canal de Panamá afirma que la gravedad de la sequía que enfrenta actualmente no tiene precedentes históricos, ni siquiera es comparable con la última sequía de 2019 y 2020.


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