Aunque se trata de un fenómeno atmosférico que es común en el planeta rojo, conocido como “diablos de polvo”, el evento captado en esta oportunidad tuvo características especiales que han sorprendido al equipo a cargo de la misión.
La escena fue registrada a una distancia de 1 kilómetro de la cámara de navegación del rover. Además, otros dos diablos de polvo también pueden verse al fondo de la imagen.
Mark Lemmon, científico de la misión Perseverance, explicó que estos vórtices se forman por columnas de aire cálido que ascienden y giran a medida que se encuentran con el aire más frío y denso.
Lemmon añadió que «estos mini tornados deambulan por la superficie marciana, levantando polvo y reduciendo la visibilidad. Cuando dos de estos se encuentran, pueden destruirse mutuamente o fusionarse, con el más fuerte absorbiendo al más débil».
Desde la década de 1970, los exploradores robóticos de la NASA han documentado estos interesantes fenómenos. El orbitador Viking 1 capturó uno de los primeros diablos de polvo en 1978.
La misión Pathfinder de la NASA, en la década de 1990, también los fotografió desde la superficie. Los rovers gemelos Spirit y Opportunity también lograron captar varios de estos torbellinos polvorientos, y el rover Curiosity, actualmente explorando el Monte Sharp en el Cráter Gale, continúa observándolos.