La Defensoría tiene la capacidad de abogar por la ciudadanía y el uso de su influencia en la construcción de políticas públicas y marcos jurídicos referidos a la protección y al respeto de los derechos humanos.
El Defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, y el Jefe de la Misión del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Antonio Menéndez de Zubillaga, esta jornada, sostuvieron una reunión técnica para perfilar acciones a fin de fortalecer las capacidades y el potencial de la institución defensorial.
Menéndez indicó que es muy importante para las dos instituciones trabajar en varios temas como la defensa de los derechos de las personas privadas de libertad, casos particulares en la lucha contra la discriminación y racismo o la defensa de las víctimas de vulneración de sus derechos.
Destacó que la Defensoría tiene la capacidad de abogar por la ciudadanía y el uso de su influencia en la construcción de políticas públicas y marcos jurídicos referidos a la protección y al respeto de los derechos humanos.
“En toda la Defensoría, de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas, derechos humanos ocupan un lugar central, entonces, sin duda el poder colaborar con la Defensoría es la manera más fácil para hacer sostenible una mayor protección para los derechos humanos”, remarcó.
Menéndez destaco la línea que marcará la gestión del Defensor Callisaya, de abrir más aún las puertas de la institución, “estar más en contacto con la gente y ganar la confianza de la población para que la Defensoría que ya tenía un valor agregado tanto a nivel estratégico, político y a nivel comunitario, lo siga manteniendo y reforzando”.
En la reunión, los miembros de la oficina de Alto Comisionado para los DDHH destacaron las recientes gestiones de la institución defensorial en el caso del indígena del norte paceño Miguel Supa, que nivel internacional tuvo repercusión.
