Corea del Sur, el país que odia a sus niños

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Corea es el país del mundo con la tasa de nacimientos más baja del planeta. Sus centenares de políticas anti-niños, como la de prohibir la entrada en establecimientos a niños de 13 años, han provocado que se produzcan pocos nacimientos

El país del Juego del Calamar dispone de cientos de restaurantes, cafeterías y otros establecimientos públicos del país que prohíben estrictamente la entrada a menores y bebés. Esta nueva ‘moda’ se está extendiendo a prohibir la entrada a hombres de mediana edad a bares o, también, a Youtubers en numerosas tiendas y negocios privados.

 

Corea del Sur no es solo el país del mundo con la tasa de nacimientos más baja del planeta, sino que los últimos años se ha convertido en un país donde han florecido centenares de espacios y establecimientos públicos calificados como ‘no-kids zone‘, es decir, áreas donde está prohibida la presencia de menores. Estas ‘no-kids zone’ en Corea nacieron hace aproximadamente una década después de que una serie de protestas y quejas sobre padres que no se ocupaban de sus hijos y estos molestaran a las personas de alrededor incendiara las redes sociales.

Pero la polémica se remonta a febrero cuando la turística isla de Jeju inició una campaña pública debatiendo sobre este asunto, planteándose legislar estas prohibiciones. Esta zona turística, que recibe 10 millones de visitantes al año, cuenta actualmente con la mayor concentración de bares y restaurantes que prohíben el acceso a menores de 13 años. Según un mapa que se puede consultar en Google Maps, hay unas 500 zonas libres de niños en toda Corea del Sur.

 

Este mapa se actualiza constantemente por usuarios anónimos y es consultado por decenas de miles de personas para saber a dónde ir y por qué lugares se pueden visitar en calma. En 2017, la Comisión Nacional de Derechos Humanos del país asiático recomendó que el país eliminara las zonas libres de niños porque violan los derechos de los niños a no ser discriminados.

Mientras que los partidarios de estas áreas argumentan que los dueños de negocios tienen derecho a controlar su ambiente y los opositores acusan a éstos últimos de estigmatizar a los niños e incluso negarles el derecho básico a existir en el espacio público, la Biblioteca Nacional de Corea solo permite visitantes mayores de 16 años para «proteger los materiales contra robos y daños», según el sitio web de la institución.

Barra libre de prohibiciones

La apelación que hizo hace pocas semanas una congresista surcoreana de abolir las zonas prohibidas para los niños ha desatado una agria polémica en Corea del Sur. La electa del Partido de la Renta Básica (una formación surgida de una escisión del Partido Laborista), Yong Hye-in, afirmó que muchos restaurantes y lugares públicos iniciaron las prohibiciones sin motivos razonables. «Lo que queremos es una sociedad que abarque no solo a los rápidos y competentes, sino también a los lentos e inexpertos. Para superar una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, necesitamos revisar cómo nuestra sociedad rechaza a los niños y a los ancianos», dijo Yong en una reunión de la Asamblea Nacional.

Sin embargo, sus palabras no fueron muy bien recibidas por una parte de la opinión pública del país y algunos padres insistieron en que estaban a favor de las áreas restringidas a niños pequeños. Según una encuesta de 2021 a 1.000 ciudadanos surcoreanos, el 71% de los entrevistados creía que era un derecho de los gerentes decidir si imponer tales áreas, mientras que solo el 17% las definió como «inaceptables». Son sobre todo los jóvenes de entre 20 y 30 años los que están más de acuerdo con la prohibición de entrada de niños, mientras que la población más mayor cree que es normal que los niños hagan ruido en los lugares públicos.

 

Las zonas ‘No Kids‘ no son las únicas que existen en Corea del Sur: hace algunos años empezaron a aparecer carteles en muchas partes del país que prohibían el acceso a los bares a otros grupos de edad, especialmente extendidos están las zonas que prohíben la entrada de hombres mayores de 40 o 50 años. En Internet también han circulado imágenes de locales y clubes que prohíben la entrada de otros colectivos, como ‘No Senior Zone’, ‘No Study Zone’, ‘No Middleschoolers Zone’ y ‘No YouTuber Zone’. Por lo general, estos locales aseguran que han experimentado situaciones incómodas de un grupo particular de personas y han puesto tales carteles.

Hacia la autodisolución

Corea del Sur se dirige a una crisis sin precedentes cuya principal razón es que su población autóctona está decreciendo a pasos agigantados. Según los últimos datos oficiales que se tienen cifras, en 2021 el tigre asiático volvió a registrar la tasa de natalidad más baja del mundo: la Oficina Nacional de Estadísticas registró el nacimiento de apenas 260.600 niños, más de 11.800 menos que el año anterior. Y desde el 2018, la tasa de natalidad de Corea del Sur ha estado por debajo de un hijo por mujer y las últimas cifras oficiales muestran que esta tendencia, lejos de revertirse, tiende a agravarse.

Entre el costo de la educación, el mercado laboral mal adaptado y las desigualdades entre mujeres y hombres, dos tercios de los jóvenes surcoreanos dicen que no quieren tener hijos. La principal evidencia es que en las últimas cifras oficiales las mujeres han tenido un promedio de 0,81 hijos, una cifra que no solo es la más baja entre los países de la OCDE, sino que representa una disminución de tres puntos con respecto a 2020 y la sexta disminución consecutiva. No hay duda que esta caída en la tasa de natalidad agravará más pronto que tarde los serios problemas que enfrenta la economía del país, que apenas crece. En las economías más avanzadas del mundo, la media de hijos por pareja es de 1,6, el doble que en el país asiático.

 

En los últimos años, la presión económica y los factores profesionales han jugado un papel determinante en la decisión de tener hijos, según los expertos. En cifras de 2021, los analistas señalan el aumento del costo de la vida, el aumento de los precios de la vivienda y el impacto de la pandemia como los principales factores que disuaden a las personas de tener hijos. Y a pesar de que las mujeres surcoreanas tienen un alto nivel educativo, aún están lejos de haber alcanzado las mismas condiciones que los hombres en el ámbito laboral. Además, el hecho de que la mayoría de las tareas del hogar y el cuidado de los niños sigan recayendo en las mujeres hace que sea más común que las mujeres dejen de trabajar después de tener hijos o que sus carreras se estanquen. Así, muchas mujeres todavía se ven obligadas a elegir entre tener una carrera y tener una familia y cada vez más mujeres deciden que no quieren sacrificar sus carreras para tener hijos.

 

El caso de Corea del Sur es muy poco corriente: el tamaño de las familias se ha reducido considerablemente en unas pocas generaciones, ya que principios de la década de los 70 las mujeres tenían un promedio de cuatro hijos. Este rápido descenso ha llevado a un envejecimiento de la población y al consiguiente aumento de la tasa de mortalidad. Desde 2020, Corea del Sur ha visto disminuir su población, con un número de muertes superior al número de recién nacidos. Los expertos, que dicen que los países necesitan al menos dos hijos por pareja para mantener su población al mismo nivel sin recurrir a la inmigración, aseguran que esta situación puede crear múltiples problemas económicos: por un lado, requiere un mayor gasto público para satisfacer las mayores demandas de los sistemas de salud y pensiones y, por otro lado, la disminución de la población joven también conduce a la escasez de mano de obra. Y si esta situación no se revierte urgentemente, el país se podría enfrentar un «terremoto demográfico» a partir de 2030.

Moda que se extiende

En Singapur, ya existen restaurantes de alta cocina que incrementan el precio del menú por contaminación acústica que emana de niños pequeños y bebés por la suma de 10 dólares singapurenses, lo que son alrededor de 7 euros. Este suplemento que ha levantado una agria polémica entre defensores y contrarios a la medida: mientras que unos se ofenden, viendo en ello una medida excluyente, otros se alegran de poder degustar tranquilamente sus comidas sin tener que sufrir los llantos de criaturas ajenas.

 

Al realizar la reserva, algunos de estos restaurantes informan explícitamente a los clientes que no es un restaurante apto para niños porque no disponen de sillas para bebés y lo único que el restaurante puede ofrecer es un espacio para el cochecito. Estos restaurantes aseguran que su intención con sus clientes es la de proporcionar un ambiente agradable para todos sus comensales y aseguran que continuarán pensando nuevas formas de mejorar la experiencia de sus clientes.

 

Pero esto no solo se ha quedado en Asia: cada vez más restaurantes y cafés han sacado este debate en la opinión pública en los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania y otros lugares. Incluso varias aerolíneas, incluidas Japan Airlines, Malaysian Airlines e IndiGo en India, han creado opciones para que los pasajeros elijan asientos alejados de niños pequeños o bebés.


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