¿Cómo poner los pies para bajar la presión?

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¿Tienes la presión arterial alta? Aquí te compartimos algunas posturas para bajarla rápido y desde casa.

Es muy probable que al menos una persona en tu vida —algún miembro de la familia, alguien con quien trabajas o un buen amigo— tenga la presión arterial alta y tome medicamentos para controlarla. ¿Por qué es tan probable? Porque la presión arterial alta —hipertensión para los médicos— afecta a mucha gente.

La presión arterial elevada incrementa el riesgo de tener un accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal y a menudo se habla de ella como un «asesino silencioso».

Tiene síntomas que son fáciles de reconocer —fatiga, hemorragias nasales, tensión nerviosa, zumbidos en los oídos, mareos, estallidos de ira, dolores de cabeza— pero que generalmente no aparecen hasta que la presión arterial sube a valores peligrosos.algunas posturas para bajar la presión arterial rápido y desde casa.

Posturas de yoga para bajar la presión arterial

Practicar yoga con atención plena (mindfulness) puede reducir la hipertensión originada por el estrés y, al mismo tiempo, abordar las causas subyacentes. El yoga calma el sistema nervioso simpático y ralentiza el corazón, mientras le enseña a los músculos y a la mente a relajarse profundamente.

La práctica de pranayama también puede ser extremadamente beneficiosa. Las investigaciones demuestran que la respiración consciente disminuye rápidamente la presión arterial.

Practicar pranayama estando acostado incentiva una respiración relajada, sin ningún tipo de esfuerzo. Si eliges hacerlo sentado, entonces mantén la columna vertebral recta y levanta el pecho mientras mantienes la cabeza mirando hacia abajo en el bloqueo de garganta (bandha jalandhara) para liberar el corazón de la tensión.

La siguiente secuencia está pensada para prepararte para trabajar con inversiones de forma segura y sin incrementar la presión arterial. No está bien que te sientas agitado o incómodo en las posturas, si ves que te sonrojas, te acaloras o te mareas mientras practicas, sal de la postura y descansa en balasana (postura del niño) hasta que vuelvas a sentirte bien.

Postura del perro mirando hacia abajo

Comienza en cuatro patas y coloca dos o tres mantas (dobladas a lo largo) debajo del torso. Distribuye de manera uniforme el peso sobre las manos mientras enderezas los brazos y te elevas con la fuerza de su lado interno.

Relaja los omóplatos y llévalos lejos del cuello, hacia las caderas. Estira las piernas y levanta la pelvis para entrar en adho mukha svanasana (postura del perro mirando hacia abajo). Separa los pies un poco más que la distancia entre tus caderas.

Eleva la pelvis alejándola de las muñecas y, manteniendo las piernas firmes, presiona la parte frontal de los muslos para llevarlos hacia la parte posterior de las piernas y así alejarlos del torso.

Estira las pantorrillas en dirección a los talones. Extiende la parte interna de los brazos —desde las muñecas hasta los hombros— mientras mueves los omóplatos lejos del cuello, hacia la pelvis.

Permite que la parte posterior de tu cuello se libere de manera que tu cabeza (entre la parte superior de la frente y la coronilla) se apoye en las mantas. Si no llegas fácilmente, agrega otra manta, pero no flexiones los codos para alcanzar el apoyo. Sí, por el contrario, tu cuello se comprime o la cabeza queda apretada con las mantas, quita alguna para bajar la altura del soporte.

Cuando puedas equilibrar el movimiento dinámico en las extremidades y el torso con el descanso y la relajación en la cabeza y el cuello, serás capaz de mantener la postura durante unos minutos sin sentir ninguna tensión. Cuando desciendas, separa y flexiona las rodillas, siéntate sobre los talones y libera la cabeza hacia el piso en balasana.

Postura pinza de pie

Separa los pies tanto como el ancho del tapete. Alinea el lado externo de los talones y los dedos meñiques con los bordes del tapete y coloca un bloque en su altura más alta entre tus pies, en línea con tus dedos gordos.

Dependiendo de tus proporciones y la flexibilidad de tus isquiotibiales, podrás necesitar más o menos apoyo. Si es necesario, apila un par de bloques o colócalos en el asiento de una silla para apoyar tu cabeza. También puedes usar una manta doblada.

Inclínate hacia adelante, endereza las piernas y coloca la coronilla sobre el soporte. Tómate de los tobillos con las manos y separa los codos uno del otro. Mueve los omóplatos lejos del cuello, pero permite que la parte posterior de tu cabeza caiga hacia el piso.

Aunque tu cabeza esté apoyada en el soporte, descarga la mayor parte del peso sobre los pies de manera equilibrada, repartiéndolo entre todos los lados (adelante, atrás, lado externo e interno de cada pie).

Eleva los muslos con firmeza y empuja los fémures hacia la parte posterior de las piernas, sin molestar a tu cabeza. La parte posterior del cuello debe sentirse larga y el torso amplio. Respira normalmente y permanece en la postura el tiempo que tú quieras, pero no más de tres minutos. Coloca tus manos en las caderas, inhala y elévate.


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