El colapso del muro del matadero de Quillacollo puso en evidencia una vez más que los matarifes están sacrificando reses en condiciones precarias, según vecinos de la junta vecinal 9 de Diciembre.
La preocupación de los vecinos aumentó luego de conocer que el fin de semana se desplomó la pared de la infraestructura, que lleva funcionando más de un siglo en el centro histórico.
Ante la denuncia, la exasambleísta Lizeth Beramendi cuestionó la falta de control del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) y la fiscalización de los concejales municipales al funcionamiento del matadero.
Beramendi lamentó además que la Alcaldía haya permitido que los matarifes sigan faenando a los animales sin restricciones tras el colapso ocasionando una presunta contaminación de la carne.
Sin embargo, el secretario general de la Alcaldía, Boris Mercado, rechazó ayer las denuncias y remarcó que el domingo no se permitió el faenado.
Explicó que el colapso de la parte este del muro se registró el sábado por las intensas lluvias e inmediatamente se desplazaron a técnicos de la Alcaldía para verificar las instalaciones.
“Hemos mandado a los técnicos para que retiren los escombros e instruido la reconstrucción de la pared, se puso una tela impermeable para evitar la contaminación, el fin de semana no se faena animales”, dijo.
Mercado puntualizó que la Alcaldía busca recursos económicos para poner el nuevo matadero.