Arce y Fernández se dieron un abrazo y congeniaron en sus discursos. El mandatario tiene acercamientos con sectores que van desde los cabañeros del río Piraí hasta la Cámara Agropecuaria del Oriente.
La incidencia que logra Arce en la capital cruceña en la actual coyuntura está relacionada, según analistas, con el quiebre que se registra en el vínculo entre Fernández y el gobernador Fernando Camacho, otrora aliados. El primer mandatario, hoy por hoy, tiene acercamientos con sectores que van desde los cabañeros del río Piraí hasta la Cámara Agropecuaria del Oriente.
“El dueño de Santa Cruz son ustedes, el pueblo… podemos tener diferencias políticas, podemos tener otra ideología, pero primero está la vida, la salud, la educación, el bienestar del pueblo porque para eso nos eligieron”, sostuvo Fernández.
Arce, por su parte, aseguró que cuando hay ese tipo de coordinación, quien se beneficia es el pueblo. “Es así cuando se coordina. Al margen de las diferencias ideológico-políticas que podemos tener, la prioridad es trabajar y hacer obras para el pueblo”, expresó.
El factor Camacho
El politólogo José Orlando Peralta indicó que hay un distanciamiento entre Camacho y Fernández no sólo partidario, sino hasta personal, lo que, junto a otros factores, le permitió a Fernández, a quien considera un “animal político local”, aprovechar la oportunidad, y al MAS, a partir de Arce, estimular “esta forma de alianza o acuerdos”.
“Son estas circunstancias políticas, factores económicos, situación del censo, desavenencias de la alianza Creemos… una serie de cosas que han propiciado estas condiciones, para que ahora se teja esta ‘trinchera’ entre el MAS y UCS a nivel de Santa Cruz, que en su momento fue entre Percy y Evo, pero ahora se está fortaleciendo aún más por la estrategia discursiva afín que tienen”, dijo.
El analista político Francisco Xavier Solares considera que la estrategia que desplegó Arce es aprovechar el momento para provocar una “ruptura” en las dos principales instituciones políticas del departamento, “que eran las que guiaban antes la resistencia al gobierno de Evo Morales”.
“Desde este punto de vista, era importante para el Gobierno fracturar y dividir a la institucionalidad cruceña y generar un caos y un conflicto interno, para que se genere en el mediano y largo plazo un desgaste político interno de estas autoridades, para que este fraccionamiento le permita una mayor penetración política”, expresó el analista.
Costas, Percy y Evo
Los expertos coinciden en que en anteriores gestiones los dos liderazgos fuertes de Santa Cruz, Rubén Costas y Percy Fernández, en cierta forma se respetaban y si bien hubo desacuerdos, no llegaban al extremo actual.
“Hubo desacuerdos (entre Costas y Percy) pero al fin y al cabo lograban ponerse de acuerdo en algunas cosas. Los momentos más difíciles fueron en 2008-2009, cuando todavía no había ese acercamiento entre Percy y Evo, eso fue después. Cuando ya se empezó a superar aquello, la distancia entre Costas y Evo Morales también empezó a aminorar, como que ya se encontraban. Había un distanciamiento político partidario, pero podían sentarse a dialogar de alguna forma”, afirmó Orlando Peralta.
El analista sostuvo que en la coyuntura aquello es imposible, dado que Camacho, por ejemplo, no asistió a ningún acto organizado por Fernández; y la alcaldía y la gobernación organizaron desfiles paralelos por el aniversario cruceño. “La distancia ideológica es más radical”, indicó.
¿Una apuesta a futuro?
La apuesta de Fernández, según Solares, es también a futuro, dado que considera que UCS para expandirse necesita de la estructura que -a su juicio- está creando el presidente Arce.
“Esta es una ganancia en función a un cálculo político que poco a poco está tomando cuerpo y está consolidando no solamente acuerdos políticos, sino futuras estructuras”, sostuvo.
Solares considera que Santa Cruz pasa ahora “por un punto de inflexión muy grave” y que su futuro político se está tornando gris, porque “no hay liderazgo unificador”.