Jeanine Áñez revindica la Biblia al criticar las ‘estatuas extrañas’.
Jeanine Áñez reivindica en su libro un pasaje de la Biblia para expresar su aversión al diseño de la Casa Grande del Pueblo y a los espacios dedicados a las ritualidades autóctonas, y justificar su elección del Palacio Quemado como sede de su gestión.
“No se hagan ídolos, ni levanten en su tierra imágenes talladas ni columnas sagradas, ni piedra esculpidas para rendirles culto. Yo soy el Señor su Dios”, cita la exmandataria del Levítico en su libro Jeanine, de puño y letra, para cuestionar el edificio que en 2019 se resistió a ocuparlo y que, sin embargo, pudo recorrerlo.
“Cuando llegué a Palacio de Gobierno la agitación era extrema, pero un día tuve un poco de tiempo para recorrer tanto el Palacio histórico como el nuevo edificio, el cual es verdaderamente horrible en todo su diseño y, además, poco práctico”, describe.
Además, Áñez cuenta que “en la recorrida” encontró “una serie de altares con estatuas u objetos extraños para rituales”.
“Era evidente que el régimen de (Evo) Morales adoraba a extrañas estatuas que no son intrínsecas de los bolivianos”, afirma.
El 9 de agosto de 2018, el entonces presidente Morales inauguró el edificio de 29 pisos, construido metros abajo del Palacio Quemado, sobre las calles Ayacucho y Potosí. “Hoy día dejamos el palacio colonial para venirnos a la Casa Grande del Estado Plurinacional”, dijo en su discurso.
El edificio rescata centros ceremoniales de la cultura Tiwanaku (400-1100 dC), además de una serie de deidades, imágenes y filosofía de la cosmovisión indígena, plasmadas incluso en pinturas de artistas contemporáneos.
Morales se instaló en el edificio, como varios de los ministerios, hasta horas antes del 10 de noviembre de 2019, cuando renunció luego de semanas de movilizaciones en su contra que denunciaban un presunto fraude en las elecciones del 20 de octubre.
“Por supuesto, esas áreas fueron despejadas y se habilitaron para la función del servicio público”, revela Áñez, quien no solo critica de la infraestructura los elementos ancestrales y figuras que consigna, sino también su mismo diseño arquitectónico.
“Con el régimen masista, el Palacio había quedado en segundo plano con la construcción de un portentoso y lujoso edificio, de diseño no acorde con el centro histórico de La Paz, irónicamente denominado ‘Casa Grande del Pueblo’”, escribe la exmandataria.
Al contrario, Áñez reivindica el Palacio Quemado, llamado así desde cuando en 1875 fue quemado por una turba de manifestantes.
El edificio republicano data de 1846, cuando encargó su construcción el entonces presidente José Ballivián. Fue estrenado en 1853 durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu, “El Tata”.
“Yo goberné desde el Palacio, tuvimos que readecuarlo, ya que estaba sin uso; solo en la parte de abajo funcionaban algunas oficinas”, relata Áñez en el libro.
En sendos actos en la Asamblea Legislativa, que comenzaron a las 18.41 y terminaron a las 18.52, Áñez se proclamó sucesivamente titular de la Cámara de Senadores y luego presidenta del Estado, el 12 de noviembre de 2019.
CRISIS.
Entonces, a raíz de la crisis poselectoral, habían renunciado el presidente Morales y el vicepresidente Álvaro García, además de los titulares de las cámaras de Senadores, Adriana Salvatierra, y de Diputados, Víctor Borda.
Áñez llegó al poder sugerida en una reunión extralegislativa de la Universidad Católica Boliviana (UCB), con el argumento de que se encontraba en la “línea de sucesión”. Al terminar los actos en la Asamblea Legislativa, enseguida se instaló en el Palacio Quemado, donde un militar la ungió con los símbolos presidenciales.
“Al no haber quorum, suspendimos la sesión, no había tiempo de esperar formalidades”, justifica Áñez en su libro, escrito desde su prisión en Miraflores.
Guarda sentencia de 10 años, acusada por resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes e incumplimiento de deberes.
‘¡Satánicos, a Dios nadie lo reemplaza!’
Jeanine Áñez protagonizó antes mensajes polémicos, hasta racistas, contra los indígenas y reivindicó su fe cristiana. Al llegar al poder el 12 de noviembre de 2019, muchos medios de información recordaron sus frases, algunas borradas de sus redes sociales.
“Que año nuevo aymara ni lucero del alba!! satánicos, a Dios nadie lo reemplaza!! (sic)”, escribió en su cuenta de Twitter en la víspera del Año Nuevo Andino-Amazónico y del Chaco de 2013.
En su libro Jeanine, de puño y letra, recuerda cómo pudo llegar al poder en 2019, cuando revindicó “la vuelta” de la Biblia al Palacio de Gobierno, en alusión al ímpetu del entonces gobierno de Evo Morales de retirar el libro sagrado de las ceremonias oficiales.
Cuenta que su colega María Elba Pinckert le alcanzó el enorme libro en el camino entre la Asamblea Legislativa, donde se había proclamado minutos antes, y el Palacio Quemado.
“Así lo hice, Biblia en mano y encomendándome a Dios, entramos a ese lugar histórico y emblemático para Bolivia”, recuerda.
Dicha Biblia aparece en las varias fotografías de cuando Áñez, sus hijos y sus colegas diputados y senadores salieron al balcón del edificio gubernamental.
Unas semanas antes de las elecciones, el 5 de octubre, escribió otra frase racista. “Aferrado al poder ‘pobre indio’”, decía en alusión a Evo Morales.
En otro antiguo tuit, del 8 de octubre de 2014, Áñez aludió también a las creencias de sus contendores políticos, en una disputa verbal con un interlocutor. “Falso Dr. Rivero!! Un cristiano no apoya a un partido político cuyos integrantes por esencia son ateos y adoran falsos Dioses!”, escribió.
El tuit persiste ahora. “Me molesta esa falta de honestidad! Que tengan ambiciones tienen derecho pero q no metan a Dios en sus propósitos!”, dijo a uno de que quienes compartió sus críticas.
“Fui muy criticada por los socialistas del siglo XXI, no respetando que soy creyente y me considero una hija de Dios”, escribe la exmandataria en su libro.