Al menos el 40 por ciento de la producción de alimentos, de pequeños y medianos productores, en la zona de la Chiquitanía es resultado de los transgénicos y la biotecnología prohibida por la legislación boliviana, según un agricultor que decidió mantener su nombre en reserva.
«Creo que ahora el Ministro (de Desarrollo Rural) es agricultor; antes que sea ministro, seguro que ha sembrado soya transgénica, maíz transgénico, seguro, pero qué va hacer, somos miles de pequeños productores (que usamos transgénicos), ¿van a meter a la cárcel a todos? ¿Les van a quitar sus tierras a todos? Ese es un tema, veamos la convulsión social que puede generar, que puede ser mucho mayor de lo que se puede pensar en este momento», sostuvo el pequeño productor a radio Fides.
El agricultor aseguró que la presencia del uso de los transgénicos prohibidos está en toda la Chiquitanía desde hace mucho tiempo y pide al Gobierno legalizar su uso para fortalecer el agro en el país.
«Es como que dijeran que no consuman alimentos transgénicos y todo el mundo consume pollo, huevo, leche, galletas, aves, ¿a quién le salió la cola? ¿A quién le salió otro brazo demás?», argumentó.
El debate del uso de la biotecnología en el país se abrió luego de la ausencia del maíz para el mercado interno. Sectores como los porcinocultores y los avicultores anunciaron un aumento en el precio de las carnes porque no encuentran el grano para alimentar a sus granjas.
Los productores del maíz aseguraron que las cosechas fueron víctimas de las inclemencias del tiempo, pero también admitieron que cada año deciden bajar las hectáreas de siembra del producto.