Actualización del mapa de riesgos de La Paz duraría un año, pero no hay fecha de inicio

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La época de lluvias se avecina y el costo en desastres podría ser muy superior al que se negó a ejecutar el alcalde Iván Arias para conocer el estado de los suelos paceños. La necesidad de que el municipio de La Paz cuente con un mapa de riesgos es imperiosa, pero lamentablemente tendrá que esperar al menos un año para su actualización. Desde 2011 no se renueva.
La concejala Roxana Pérez Del Castillo pidió reiteradas veces, desde que asumió su papel de fiscalizadora, al alcalde Iván Arias y al secretario municipal de Gestión Integral de Riesgos, Juan Pablo Palma, que empiecen el trabajo para conocer la situación de la tierra en la mancha urbana.

“La respuesta que nos han dado es que es muy caro el actualizar el mapa de riesgos y que no correspondía. Lamentamos esta posición porque obviamente lo más caro que tiene una persona es su vida y el no actualizar el mapa de riesgos está poniendo o profundizando los riesgos y por ende la integridad física de muchos núcleos familiares”, explicó Pérez Del Castillo.

Hace aproximadamente tres semanas se interpeló al Secretario de Riesgos, quien dijo públicamente que no tiene la posibilidad de asignar los recursos para priorizar las obras de riesgo, porque está a ciegas y no tiene los instrumentos de trabajo necesarios.

“El Secretario de Riesgos se ha comprometido a actualizar el mapa de riesgos, el problema es que va a tardar aproximadamente un año o más la actualización, por ende eso implica que vamos a estar a ciegas un año más y prácticamente a mediados de los cinco años de gestión recién vamos a poder contar, si es que se cumplen los plazos acordados, con este instrumento de administración territorial tan necesario”, dijo la concejala.

La legisladora reprochó que si el Alcalde de La Paz puede asignar Bs 6 millones al embellecimiento de la plaza Avaroa, seguramente también tiene los recursos para la actualización necesaria, y si puede incrementar en Bs 10 millones la planilla de salarios, pues seguramente la Alcaldía tiene los recursos para la actualización.

Muy pronto la ciudad volverá a entrar a la época de lluvias y eso va a ser más complejo todavía porque no se han ejecutado obras de prevención en la ciudad y por ende el riesgo del desplome de varias zonas es inminente.

Las lecciones que dejan algunos accidentes deben llamar la atención de las autoridades municipales. En la avenida Libertadores ocurrió un accidente que pudo haberle costado la vida a muchos paceños, pero dejó daños en vehículos que la comuna debe responsabilizarse.

Cuando Patricia Monje y su esposo, Mauricio Fernández, circulaban por avenida Libertadores, el jueves 16 de junio, nada pudo anticiparles que un deslizamiento de tierra los sepultaría durante minutos desesperantes que parecieron eternos. Más de una semana después el municipio no se ha contactado con ellos.

Gracias a que el techo de su auto no cedió, la pareja no sufrió daños graves cuando más de 2.500 toneladas de tierra cayeron sobre ellos. Sin embargo, su vehículo, una vagoneta Lada último modelo, sufrió daños considerables, faroles, espejos y ventanas quedaron destruidos, el techo se hundió y las puertas tienen problemas.

El costo del arreglo asciende a más de Bs 57.000, dinero que la pareja no podrá generar a corto ni media plazo, es por eso que tendrán que buscar que el municipio asuma su responsabilidad y corra con los gastos.

“La Alcaldía tiene responsabilidad ya que había material cayendo desde hace días, me comentaron los vecinos. Nosotros pagamos impuestos y circulamos por las calles confiados en que estarán en buen estado, en que hay mantenimiento. No nos metimos por una ruta cerrada o riesgosa, entiendo que puede ser un hecho fortuito, pero es su trabajo mantener las vías transitables para peatones y vehículos”, explicó Monje.

Los esposos lograron salir antes de que cualquier equipo de socorro llegara para ayudarlos. Una vez que el talud los enterró, lograron comunicarse por teléfono. Poco después un auto que les impedía el paso pudo moverse y eso les permitió escapar. Gracias a su llamada, el hermano de Patricia llegó al lugar rápidamente y con su ayuda sacaron su vehículo que permaneció parcialmente cubierto.

“Nuestra prioridad era salir de ahí, porque temíamos un segundo deslizamiento. No vimos a nadie de la Alcaldía o de algún servicio médico. Debimos haber tardado unos 15 minutos en salir, desenterrar el auto e irnos. Llegamos a casa, dejamos el vehículo y fuimos a hacernos revisar a emergencias de la Caja de Salud de la Banca Privada, donde estoy asegurada. Hasta ahora nadie de la Alcaldía se ha comunicado con nosotros, tampoco hemos podido hablar con otros afectados”, narró.

Como no estaban gravemente heridos, el seguro cubrió los gastos. Ahora la familia de Patricia busca ver la manera de pagar el arreglo de la movilidad que les costó tres años de ahorros. Si bien la versión oficial es que solo dos autos fueron completamente enterrados por el talud, no hay cifras de los autos afectados. Esta sobreviviente pudo contabilizar por lo menos tres autos afectados, entre los que se encuentra el suyo.

El geólogo y docente universitario Héctor Bustillos determinó las tres principales razones por las que sucedió el deslizamiento. La primera causa puede atribuírsele al ángulo de la pared que sufrió el desprendimiento de tierra. La segunda causa es que el material del que está formado ese talud tiene diferentes componentes, que si bien pueden ser muy funcionales, cuando están expuestos son propensos a caer, y por último está la cantidad de agua que absorben de la lluvia, que tiende a salir por las laderas.

“Este suelo está compuesto de arcilla, arena y pedrones grandes. La heterogeneidad de estos materiales les da poca cohesión, más aún cuando absorben agua, en este caso no tiene que ver necesariamente con aguas residuales, sino con agua de lluvia, que tiende a salir y debilitar el terreno”, detalló el experto.

Estas características de la zona son conocidas, ya que como recuerda el concejal Pierre Chain el área ha tenido problemas constantemente.

El monitoreo por parte del municipio es otro elemento que se dejó de lado y una de las consecuencias de este descuido fue la terrible experiencia que Patricia y su esposo, Mauricio, entre otros, tuvieron que vivir.

 

 


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